Una disonancia cognitiva es una desarmonía interna debido a pensamientos, creencias y emociones que entran en conflicto.

Este blog es una recopilación de mis entradas de diario del máster. No pretende describir las materias ni dar información sobre los contenidos o los procesos, sino simplemente reflejar los pensamientos que acuden a mi mente y que a veces pueden producir ciertas disonancias que espero que me sirvan para crecer como profesional y como persona.

Si no se entiende lo que escribo, da igual. Muchas veces no me entiendo ni yo.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Queda 1 día para que finalice el año

Hoy, 30 de diciembre de 2013, estoy repasando el capítulo 2 del libro de Ángel: "Educarse en la Era Digital". En este capítulo titulado Insatisfacción escolar. La escuela desbordada se habla sobre la relevancia del conocimiento que se aprende, el tipo de modelo escolar imperante en la sociedad actual y las deficiencias más importantes de la escuela convencional, a saber: Fragmentación, descontextualización, priorización de cantidad sobre calidad, reproducción, desmotivación, uniformidad, individualismo y obsesión por las calificaciones.
Y arriba en su cuarto está mi hija, estudiante de tercer ciclo de Primaria haciendo los deberes entre lágrimas. Me ha dicho que le han mandado demasiados. Y es de las que sacan muy buenas notas.
No discuto la metodología de su maestro en absoluto. Pero desde luego esas lágrimas a mí me dan que pensar sobre el modelo educativo actual.
Espero que el sistema escolar no aplaste sus inmensas ganas de aprender.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Mi amiga Verónica hablando de Ana Mendieta

Me he quedado muerta -es una frase hecha muy utilizada por estos lares-. Verónica es una buena amiga mía que se dedica al arte y me encanta su blog.
Hoy estaba leyendo una entrada suya sobre Ana Mendieta y al leer una frase, inevitablemente he hecho una transcripción educativa inconsciente probablemente producto estos últimos meses tan reflexivos.
Dice ella:  "Hay artistas que aman el arte y artistas que aman ser artistas. A los primeros les sostiene la columna vertebral de su vocación y a los segundos el andamiaje de sus pretensiones".
Frase que yo sin querer he traducido de forma automática: "Hay educadores que aman la educación y educadores que aman ser educadores. O maestros, o profesores, o como se llamen y del nivel educativo que sean. A los primeros les sostiene la columna vertebral de su vocación y a los segundos el andamiaje de sus pretensiones".
¿Y ahora yo dónde me coloco? ¿Soy de estos o de aquellos? No lo había pensado. Al menos de forma consciente. Debe ser que mi ego me andamia porque no creo pertenecer a la otra casta. En el otro lado de la frontera deben andar Freire, alguna que otra seño/profe que he conocido, o Mauricio y Rebeca Wild entre otros.
Jolines ¿Por qué será que cuanto más tiempo pasa pienso que sé menos, y que lo hago o soy cada vez peor? Esa sensación me ha invadido ya varias veces. Espero al menos que sea productiva.
Verónica, me pusiste el dedo en la llaga. A esto sí que le llamaría disonancia cognitiva en toda regla.
Pero oye, en la próxima charla que tengamos, vamos a ver qué entendemos tú y yo por  vocación. Igual hablamos de cosas diferentes.

Un sonido disonante

El otro día, un niño de Primaria me contaba lo que le pasó en clase un par de días antes de comenzar las vacaciones de Navidad:
"El profe nos dijo por la mañana: Tengo una sorpresa para vosotros ¡hoy no hay deberes, no vamos a hacer fichas! hoy solo vamos a hacer plástica. Empezamos a hacer plástica pero los niños empezaron a portarse mal. Así que el profe dijo que ya no había plástica. Nos castigó poniéndonos a hacer el libro de mates. Empezamos un tema nuevo".
Qué desarmonía interna me produjo escuchar aquella anécdota.
La reflexión posterior me la guardo. Creo que todos podemos encontrar alguna por nuestra propia cuenta.

martes, 3 de diciembre de 2013

Robots y constructores omnipotentes

Después de haberme roto una media con el asfalto a la salida de clase buscando a un tal Paco, hoy me fui en el coche más pensativa de lo usual.
Por mi mente han pasado una gran cantidad de reflexiones esta tarde. En uno de los puntos que se exponían sobre los principios éticos de la investigación interpretativa, me acordé de las 3 leyes de la robótica de Asimov:
1. Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o la 2ª Ley.
(En la película “Yo, robot” con Will Smith también se habla de las leyes [pero es un bodrio]).
La primera me vino a la mente cuando hablamos sobre la ética del investigador a la hora de preservar y velar por lo que el investigado comparte. Es menester velar por ello tanto por inacción como por acción. No había reparado en que también tenemos el deber ético de actuar en la plasmación. En una conversación acalorada se dicen muchas cosas y lo que se escribe, escrito se queda.
Pero lo que me dejó pensando no fue tanto la ética como a la hora de hablar del concepto de problema educativo. La última media hora, Kiko más que Miguel, me tocaron la fibra sensible ¿El deber de un docente es el de generar el mejor contexto de aprendizaje? Sí, está claro. Pero que me digan que los maestros se quejan de no poder dar abasto con la diversidad que se plantea en algunas aulas, de padres que no colaboran, de entornos socioculturales y económicos difíciles, de situaciones que a uno le pueden desbordar, y luego, que eso es lo que hay y para eso cobramos; que esas son las cartas que tenemos y que si no se puede contar con la directiva, los padres o la administración, tenemos que ser casi supermanes, ahí, disiento.
Si me pagaran bastante más quizás pasaba por el aro –para qué me voy a engañar, soy persona humana y aburguesada-, pero aun así tengo mis dudas. No paso por pensar que en mi aula yo soy yo y mi circunstancia. No señor. En mi aula entra todo el entorno educativo, lo quiera o no.  El contexto de aprendizaje que pretendo crear y optimizar estará definitivamente esculpido en el mármol que tenga delante.
Por eso me fui pensativa. Porque la impresión que nos dieron Kiko y Miguel en la explicación final de hoy era de que éramos como Trurl y Clapaucio: Constructores con Diploma de Omnipotencia Perpetua con nota sobresaliente, tal y como los describía Stanislav Lem en su “Ciberíada”, donde protagonizan historias fascinantes siendo grandes constructores capaces de fabricar cualquier cosa manipulando materia y energía.
Y sigo sin verlo. No puedo ver el fenómeno educativo como un trabajo individual. Y conste que apenas tengo conocimientos de pedagogía sino que soy simple y llanamente una maestraescuela.
¿Soy la profesional que genera contextos? Sí ¿Pero yo sola? Definitivamente creo que no. ¿Qué contexto de calidad voy a generar, por mucho conocimiento y buena voluntad que ponga, si no me acompañan unos mínimos de implicación, infraestructura, apoyo administrativo, participación familiar, etc.? Vale, con mis conocimientos y buena voluntad podré generar el mejor contexto dentro del peor contexto. Pero señores, pónganselo algo más fácil a los maestros y no echen en sus hombros todo el peso ni las culpas, que bastante tenemos ya. Qué de gente conozco que sobrevive a la adversidad alimentándose solo de su vocación y las alegrías que les dan sus alumnos y que intenta, dentro de sus limitaciones, generar los mejores contextos –adecuados o no, eso ya es otra cosa-. Para que luego digan que nos quejamos de limitaciones propias de nuestro trabajo. Bueno, en las macrofábricas chinas también les dirán que sus condiciones de trabajo son inherentes a él.

Otra posibilidad que me planteo es la de convertirnos en emprendedores de la innovación educativa y crear de la nada nuevos contextos, pero pienso que desgraciadamente no tengo esa magia que tienen algunos valientes. Ni creo que la tengamos una gran mayoría de la plantilla docente andaluza, con lo que sigo pensando que a falta de creadores, lo suyo sería intentar ofrecer las mejores condiciones a las abejas obreras para poder conseguir la mejor miel.
O no me han convencido, o no lo he entendido bien. O me faltan datos y conocimientos.
O es que hoy estoy pesimista. No sé.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Mucha masa en poco volumen

Esto sería lo que llamaríamos densidad. Y si el cuerpo contiene mucha masa en poco volumen es que es bastante denso.
Cuánta masa conceptual en tan poco volumen temporal. Hoy he quedado fascinada con la clase de Pepe Contreras. Al principio me dije: ¿Qué galimatías está diciendo? Porque confieso que tal cual él hablaba, intentaba tomar apuntes pero nunca me daba tiempo de terminar las frases. Y tengo un par de folios llenos de frases inacabadas e incoherentes a primera vista: “Sentido del saber y la cultura para relacionarnos con”, “¿Qué relación interna como vivencia”, “Percibir y sentir van jun…”, “No interpreto, abro preguntas…”, y así sucesivamente.
Total, que al final paso de escribir y decido escuchar. Lo que dice Pepe necesita ser rumiado con tranquilidad. Hablamos del nacimiento de las inquietudes pedagógicas, y reflexionar sobre ello necesita de su tiempo. Esas inquietudes pedagógicas tienen cierta relación con lo que él llama el hueco de la alteridad y lo que pasa por nosotros en relación con los demás. Pero es que encima, cuando llego a la conclusión de que se trata de interpretar al otro a través de mi mirada y mi bagaje, dice Pepe que ¿quién soy yo para interpretar al otro?
Uf, entender este juego de relaciones sensoriointerpretativas del interior-exterior de uno mismo y de los demás requiere de un gran esfuerzo por mi parte. Todavía lo estoy digiriendo.
Al final no tuve más remedio que felicitar a Pepe Contreras. Me han gustado mucho sus escritos. Han sido como flechas directas al corazón. No sé por qué me han resultado tan evocadores. Recordando lo que dijo Sandra, dije a Pepe que venía en busca de respuestas y me voy con muchas más preguntas.
Y creo que la esencia del máster tiene que ver con ello: No tanto la de encontrar respuestas sino la de hacernos más preguntas todavía.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Un señor airado, puertas de colores y mucha información bruta

Estos últimos días estamos yendo un tanto acelerados. Hubiera querido hacer una entrada para cada sesión pero caigo muerta cada noche para resucitar no al tercer día como me gustaría sino al día siguiente para estar a tope de nuevo con las clases con mis niños pequeños por la mañana y mis niños grandes por la tarde.
Me he quedado sin voz. La puñetera me ha dejado sola ante el peligro y ahora ya no tengo los poderes de Bene Gesserit –léase Dune- que me confiere el uso de mis cuerdas vocales sobre todo con los querubines de mi colegio.
Puedo resumir las últimas sesiones con la imagen de un señor airado en la última fila durante el seminario sobre una escuela alternativa de Barcelona, supongo que resultado de encontrarse de golpe con semejante tipo de propuestas sin haber predispuesto antes la mente ni haber preparado los pensamientos; con preciosas puertas de colores representativas de la filosofía especial de un colegio que tuvimos la ocasión de visitar; y hoy, con mucha información bruta que hemos tenido de categorizar. Información bruta, que no brutal, pero bruta al fin y al cabo.
Nos tuvo que recordar Kiko que el hecho de degollarnos entre los grupos era un juego para otorgar y construir significados. Reconozco que haciendo críticas y siendo criticado es una buena forma de reconstruir nuestros significados. Chapeau.

Ah, y en esta clase volvieron a aparecer mis queridos corchetes ¡y con puntos suspensivos en medio! ¡cómo molan!

jueves, 21 de noviembre de 2013

Espiral

Durante la sesión con Kiko y MIguel me acordé del currículum en espiral de Bruner. No sé si por cierta sensación de dejá vu frente a las síntesis y debates que hubo en clase, o por el cansancio que arrastro y parezco observar que arrastramos en el grupo. O el frío que nos enlentece los pensamientos.
Llevamos ya un buen recorrido de máster y parece que se van notando los efectos secundarios. El trabajo se acumula, acabamos las clases con los ojos enrojecidos y parecemos más fatigados.
Yo por lo pronto, hoy casi acabo en posición horizontal en mi silla de pala. Sofía me lo confirmó. Sé que me pasa cuando tengo sueño. Y no es porque la clase de hoy fuese tediosa, ni mucho menos. Imposible con Kiko y Miguel. De hecho hice bastantes preguntas. Pero gran parte de ellas en posición cuasihorizontal. Además, hablamos de “maldades”, de unidades de medida cualitativas (¿cómo era…? ¿chiquicientos…?), voló alguna tiza, y hasta llegué a la absurda situación de quedarme prácticamente encerrada pero fuera del aula. Todo ello mientras hablábamos sobre las entrevistas y los grupos focales. La sesión de hoy tuvo su chicha, sí.
Pero la sensación de haber estado en una espiral no se me quita. Sea de Bruner o de lo que sea. Ando algo mareada.
Me he tomado casi una bolsa entera de chuches, a ver si se me pasa.

martes, 19 de noviembre de 2013

Educar con razón y corazón

Hoy ha sido la tarde de la semántica y el léxico en la clase de Ángel. Dejé gran parte de la clase de Kiko y Miguel por un claustro en mi nuevo cole que me resultó agradablemente revelador. Espero que siga así la cosa en el trabajo. Lástima no poseer el don de la ubicuidad. En fin.
Sobre la semántica y el léxico me refiero a la importancia que tienen las palabras que utilizamos para ordenar nuestra mente y expresarnos, sobre todo esta tarde, donde hemos hecho ciertos malabarismos con las palabras y las atribuciones que les damos de manera consciente o inconsciente. He de reconocer que hablamos mucho, pero también nos perdemos mucho en debates semánticos.
“¿Estamos hablando de lo mismo?” le pregunté a Diana, con quien debatía sobre el concepto de tutor-guía. Y creo que no, que hablábamos de cosas diferentes.
Lo de pasión racional fue un ejercicio de funambulismo donde buscábamos el equilibrio entre dos conceptos antagónicos. La pasión racional busca tanto el compromiso como el distanciamiento, el enamoramiento y la reflexión, estar dentro y a la vez estar fuera, en definitiva, hacer las cosas con razón y corazón a la vez. Aquí apareció Unamuno y la agonía donde te apasionas y sufres a la vez ¿A alguien le suena de algo este dimorfismo de una misma cosa? Porque a mí sí. Y es lo que me pasa con mi labor profesional.
Yo hablé de escalar una montaña y Adri habló del sentido salvífico de la Educación, con E mayúscula -salvífico no sé si ponerlo en mayúscula. Lo dejaré en minúscula-.
También buscamos la diferencia entre el significado y el sentido de las realidades. Cosa nada desdeñable.
Ah, y qué bello lo de “pensar alto y sentir hondo”. Desde arriba y hacia adentro. Directos al alma desde una gran altura.
Lo dicho, que lo suyo sería educar con razón y corazón. Las dos cosas.

jueves, 7 de noviembre de 2013

La plasmación a través de un circulito rojo

Observar. Hemos dedicado la tarde a hablar sobre la observación. Y más cosas. Pero gran parte del debate ha estado dirigida a la observación y su plasmación. La plasmación es moldear una materia para darle forma figurada, eso no lo digo yo, lo dice la RAE.
A ver si me he enterado bien de la clase de hoy. Como Kiko y Miguel me lean, me compran la mordaza que les he sugerido.
Se trata de plasmar la observación a través de un relato. Uno de los temas centrales de esta tarde ha sido las necesidades formales de ese relato para la Investigación Cualitativa.
Miguel me lo dejó algo más fácil de entender, pues desde mi ignorancia investigadora, no entendía el porqué de esa plasmación. Si tengo un vídeo para observar ¿por qué tengo que escribir lo que veo? Y Miguel me lo aclaró con el ejemplo del visionado de una escena de una calle. No te das cuenta de algo que acontece hasta que a alguien se le ocurre poner un circulito rojo alrededor de ese señor que está pasando a lo lejos y le ocurre algo relevante.
Alguien ha plasmado un circulito rojo en el vídeo.
Alguien le ha dado un sentido a ese vídeo.
Plasmar lo observado ayuda a dar sentido [eso he creído entender].
(Quizás habría tenido que poner todo entre corchetes por aquello de la interpretación personal).

sábado, 2 de noviembre de 2013

Camilo José Cela

Pues nada, que se acabó mi sustitución y me acaban de dar otro destino.
Curiosamente me ha llevado a echarme unas risas con la lectura de uno de nuestros premios Nobel, Don Camilo José Cela quien junto a Alfonso Canales, con su pluma mordaz y afilada consiguió elevar a la categoría de lo artístico una anécdota considerada en su momento luctuosa a la par que concupiscente. Cela lo calificó como una insólita y gloriosa hazaña sita precisamente en mi destino.
Recuerdo vagamente haber escuchado la historia en mi infancia, pero hasta ahora no me había puesto a leerlo.
No creo que haga falta dar más señas. Para eso está San Google.
Eso sí. Ni se me pasa por la cabeza hablar de ello cuando llegue a mi destino. Faltaría más. 

domingo, 27 de octubre de 2013

El Principio de Incertidumbre de Heisenberg

Os he de confesar que hace un tiempo ya, mantuve un dilatado escarceo amoroso con uno de los más atractivos cuerpos del paradigma cuantitativo: la disciplina de las Ciencias Físicas. Esa exactitud, esa sensibilidad, esa precisión, esos patrones perfectos, esos principios irrefutables, la vehemencia de sus resultados… Todo ello me resultaba irresistible.  Y ya los tríos con las matemáticas suponían un desenfreno racional total.
La verdad es que disfruté mucho de esa relación. Pero por avatares de la vida, acabamos tomando caminos separados. Simplemente no estábamos hechos el uno para el otro.
Como tantas cosas de aquella época, nunca podré olvidar el principio de Incertidumbre de Heisenberg. Lo explico: A nivel cuántico es posible fijar la posición de una partícula con total precisión pero será imposible conocer su velocidad. Y si por el contrario se conoce su velocidad, no se sabrá a ciencia cierta en qué punto se halla. O sea: La acción del observador altera el sistema observado y no puedes observar las dos magnitudes a la vez, si conoces una, se altera la otra.
Pues bien, en las prácticas constato que podemos hacer o de observadores externos (observando a otro profesional) o de observadores internos (de nuestra propia labor) y, sin embargo, me siento como si me moviese a niveles subatómicos.
¿Por qué? Porque llegaré nueva a un centro de interina, no conoceré mis funciones hasta mañana, no tengo “profesor modelo” y tengo que analizar y reflexionar sobre mi propia acción que no está ni organizada, ni fundamentada, ni preparada, ni trabajada, ni nada. Me vienen a la mente todos los “nis” que se acompañen de “adas”.
Total, que si analizo mi posición, igual no encuentro mi momento (velocidad), y si analizo mi momento (velocidad), igual no encuentro mi posición.
En fin, espero subir a niveles más altos y volver a los límites de la física Newtoniana, donde las manzanas, si caen, caen para abajo. Y puedes observarlas. Y hasta saber con qué aceleración caen.
Ahora que lo pienso… ¿soy Newton? ¿o soy la manzana?
Mañana lo sabré. Esto son desvaríos de los nervios de empezar el periodo de prácticas.
Ah, no os lo había dicho. Ya tengo centro (Emoji sonriente).
Mañana empezaré a escribir de verdad. Preparaos. Juas, juas, juas, juas...

sábado, 26 de octubre de 2013

Mi suegra y el Dr. Ángel I. Pérez Gómez

En una terraza junto al mar, con una agradable brisa y bajo los rayos del sol, tuve una charla con mi suegra. Era una de estas reuniones familiares de fin de semana.
Mi suegra, nacida en la posguerra, fue costurera y después ama de casa. Es una bella persona, agradable, amigable, con buena conversación, ávida lectora, siempre con ganas de aprender y con la experiencia que le confiere tener ya cierta edad.
Pues bien, a Dios pongo por testigo (o a la singularidad del Big Bang, vaaale) de que hoy hablando con ella, me pareció que estaba en una de las clases de Ángel. Qué conversación más interesante sobre el pensamiento religioso y la educación, sobre los poderes fácticos, sobre cómo ciertos fenómenos tal como la adicción al poder, la fama o el ego tienen relación con los estímulos cerebrales, sobre la capacidad del ser humano de buscar su propio camino en relación con los demás y, lo que más me ha llegado, su conclusión final: El mundo no se cambia desde arriba. Se cambia desde abajo. Somos nosotros con nuestras pequeñas acciones quienes tenemos el poder de cambiar las cosas.
Todo con un léxico distinto pero con la misma carga semántica.
La asignatura de Ángel empieza con dos palabras: Naturaleza y sentido.
Mi suegra ha llegado a un estadio de la vida donde ya puede observar las cosas desde arriba. Desde fuera. Sin ambiciones, sin intereses creados, sin miedos, motivaciones materiales o creencias dogmáticas. Habla desde la sabiduría que le han conferido los años.
Si Ángel nos hace inducir ciertos conceptos en el máster, mi suegra los ha deducido con su propia experiencia.
No digo que los dos coincidan exactamente en lo mismo ni piensen igual. Ni mucho menos. Pero en cuanto a la naturaleza y el sentido de la vida, creo que ambos confluyen. Mi suegra me ha demostrado que hay una cierta lógica a la que el ser humano ha de tender si tiene como se diría coloquialmente dos dedos de frente y quiere que este mundo sea un lugar mejor para vivir

Nos hemos desnudado

Hoy las clases de Encarna y Ángel han tenido algo en común: nos hemos desnudado. Y todos delante de todos. Hemos confesado, después de reflexionar sobre nosotros mismos, cuáles consideramos que son nuestras fuerzas y potenciales y cómo nos vemos. Hasta algunos se atrevieron a mostrar sus debilidades, algo loable por cierto.
Esa fue mi sensación al compartir estas cosas. Hablábamos todos en confianza, pero pisando un poco sobre terreno resbaladizo. Vaya risas que nos echamos en ambas sesiones.
¿Qué te gusta hacer? Me quito la chaqueta. Metafóricamente hablando.
¿Qué crees que haces mejor? Bueno, esto son los pantalones. Todavía me siento vestida.
¿Si pudieses enseñar algo (enseñar para aprender)? ¿qué enseñarías? Aquí me quito la camiseta.
Nos hemos quedado en ropa interior.
Ahora viene lo bueno, lo que Ángel nos propone definir. También teníamos que dar un ejemplo:
¿Qué sientes como público? Me quito la parte de arriba (los chicos no sé yo por dónde irán). Y sigo hablando metafóricamente. Conste.
¿Qué sientes como privado? Me quito la parte de abajo.
¿Qué sientes como íntimo? ¿…? ¿Y ahora qué me quito?
Yo no sé los demás, pero ha pasado por mi cabeza algún secreto inconfesable.
Y si no, que tire la primera piedra quien al pensar en algo íntimo, no haya pensado en algo probablemente inconfesable.
Luego nos centramos en lo público como esfera que regula las reglas del juego y la conquista del hombre en la historia para conseguir el espacio íntimo y privado. Y las posteriores consecuencias. Pero esa es otra historia.
Realmente nos estamos desnudando como docentes para vestirnos con un traje nuevo.

Cuestionario

Sexo: Mujer / Hombre / Considerable / Desmesurado
Edad: Lo digo / No lo digo
Profesión: Maestra / Otros
Realizando el máster de Innovación Educativa:  / No
Asignatura de hoy: Metodología / Procesos / Naturaleza y sentido / Otros
Tema de hoy: Competencias / Innovación / Cuestionarios / Tecnología
Profesores: Encarna y Mª José / Kiko y Miguel / Ángel
Ha trabajado hoy con sus compañeros:
Nada
Un pelín
Una mijilla
Una jartá
Una pechá
Ságerao
Ha debatido con: Nadie / Los compañeros / Los profesores / Todos
Ha aprendido:
Nada
Un pelín
Una mijilla
Una jartá
Una pechá
Ságerao
Ha constatado que:  Sus esquemas no son iguales que los de los demás.
                                      Hay que tener claro qué pretendemos indagar.
                                      Cuanta más información mejor.
                                      No poner número impar de respuestas.
                                      Todos los anteriores.
                                      Este para rellenar para que no salgan impares.
Observaciones: Pa qué.
 
Sí, me ha salido un cuestionario muy malagueño.   

¿Seré competente?

Si Miguel y Kiko me hacían sentir murciélagos en el estómago, Ángel tiene el poder de colocármelos dentro del cráneo, que no sé si es peor, porque hay menos hueco.
Me ha pasado en todas sus clases hasta ahora, creer una cosa, y hacerme dudar de lo que pensaba.
Hoy amplié mi concepto de competencias. Y eso que solo hemos visto una de las tres definiciones alternativas de Ángel a las de DeSeCo. Hemos desgranado cada frase, sus palabras y sus definiciones diría que hasta niveles que ni el CERN con las partículas subatómicas.
Y lo hemos hecho hoy con las competencias hasta el punto de que he dudado si realmente soy competente. Competente en el sentido de competencias, entiéndase. Por un momento veía la personalidad elegida como el límite de una función y la competencia su asíntota.
Porque claro, si consideramos la educación como una construcción enriquecedora del propio proyecto vital, para mí, es una tendencia al infinito.
Por eso mi comentario para Ángel sobre mis problemas con los límites.
Y por eso el título de mi entrada ¿tengo alcanzadas competencias como educadora? Desde el punto de vista de una función continua, sí. Porque ciertos conocimientos, habilidades, actitudes, valores y emociones tengo. Pero cuando me voy acercando a la asíntota, no. Porque siempre puedo mejorar

martes, 22 de octubre de 2013

Érase una vez...

“Érase una vez, en un reino no muy lejano, un gran señor feudal, poderoso y dueño de muchas tierras que buscaba la creación de un gran Códice que albergase los secretos para arrojar luz sobre el uso de las tecnologías de la época que utilizaban los maestros a la hora de enseñar a sus aprendices en las artes de la adquisición del conocimiento y la sabiduría.
La misión fue encomendada a los Caballeros de la Orden de la Investigación Cualitativa, quienes entre luchas, contiendas, justas y lides diversas pusieron todo de su parte, defendiendo sus convicciones, para realizar aquel gran compendio que abarcara todos esos secretos que se reunirían en ese gran Códice”.
¿Cómo sucedió todo?
Pues tal y como nos contaron Kiko y Miguel hoy en clase de Metodología. Así. Tal cual. Como si de una singular y emocionante historia se tratase.
Nos contaron el proceso real que pasaron ellos para realizar el diseño de expertos que nos propusieron hace varios días. Sí, ese de los murciélagos. Solo que para ellos, en lugar de murciélagos eran buitres. O sea, que probablemente arañasen y picasen más.
¿El objetivo de la historia? Entender los avatares del diseño de una investigación. Y entender que cada investigación supone una historia distinta, con su propio relato y su propia aventura.
Como todas las buenas historias, la creatividad es primordial, pero si quieres contar una buena, hay determinadas fórmulas en cuanto a estructura y formato que sí sería preceptivo seguir. Los buenos escritores y creadores de historias se caracterizan tanto por su  creatividad como por su calidad formal. Supongo que será parecido si hablamos de grandes investigadores y de sus historias.
La de hoy, desde luego, la he escuchado con el mismo interés como si de un emocionante cuento se tratase.
A ver qué aventura soy capaz de contar cuando me llegue el momento.

¿Podría ser de otra manera?

Con esta frase resumiría nuestra sesión del viernes con Mª José y Encarna. Hablamos sobre las propuestas de los dos últimos cuadernillos referidos al EEES, nos expusieron el proceso de implantación de los “cambios” conceptuales y reales desde su departamento en su práctica docente universitaria, hablamos sobre el módulo de prácticas y terminamos con una sesión de introducción sobre la plataforma Mahara.
Todo esto me impregnaba de nuevo la sensación de que este máster está siendo predicado con el ejemplo. Hoy por parte de Mª José y Encarna. Decir también de nuevo que es un placer tener a dos docentes a la vez en clase. Nunca en mis años de facu se dio esa circunstancia.
En este máster, parafraseando a un buen amigo mío, me siento como una nativa primitiva de una isla perdida a quien le enseñan por primera vez un espejo.
Y a lo del espejo se le podría añadir además el sentido metafórico de la propia introspección y análisis personal.
¿Podría ser todo de otra manera?
Podría.
Yo sí tengo ganas. He de convencerme de que se puede. Por ahora no va mal la cosa.
Aunque ahora viene el “pero”: ¿Todavía estamos con el “aprender a aprender”, con el “enseñar a aprender?” esas manidas frases las llevo escuchando desde que entró la LOGSE ¿No se nos ha metido en la cabeza todavía? Mira que somos duros de mollera.
O no. Quizás el concepto de “aprender” y el concepto “enseñar”  ya no son los mismos dentro de esa misma frase. “Aprender” y “enseñar” hace 20 años no necesitaban de los mecanismos y las prácticas que requieren las necesidades reales actuales.
A ver si entre todos conseguimos hacer realizable “esa otra manera”.
¿Podría ser?
Podría.

Y después de la catarsis musical...

Pues sí. La entrada CARMINA BURANA se centró en cierta sensación de ebriedad que me embargaba al terminar nuestro primer trabajo (No, no hizo falta tomarnos psicofármacos ni jugos de índole diversa para producir este tipo de alteraciones en el cerebro. Con los murciélagos fue suficiente). Tengo la intuición de que esa ebriedad viene de una readaptación de mis esquemas mentales y haber sido consciente de ello.
Ahora me centraré en el proceso, que ha sido lo que me ha fascinado.
Resulta que ha sido la primera vez que he aprendido mediante una experiencia de esta índole. Me ha recordado a los PBL que explicaba Mª José: Enfrentarnos a un problema sin saber nada y buscarnos la vida para solucionarlo. El esquema ha sido muy sencillo:
- Nos plantean una situación real ante nuestros muy limitados conocimientos teóricos (momento dolor de cabeza).
- Tenemos que enfrentarnos a ella realizando un diseño de Investigación coherente y defendible. La analizamos y la elaboramos en pequeño grupo (momento murciélago). Los profesores van visitando los grupos y nos ofrecen su guía y su consejo (es decir, nos cuestionan todo y ponen cara de póker ante nuestras propuestas).
- Una vez terminado el diseño, exponemos cada propuesta en gran grupo -chapeau por todos- y debatimos y rebatimos. En ocasiones hasta pasionalmente (momento fusilamiento).
- Hacemos análisis final y constatamos que no ha sido tan horrible lo que hemos conseguido (momento Carmina Burana).
Y lo más interesante es que esta ha sido una actividad ideada para poner en juego nuestras intuiciones e ideas previas sobre el tema y así disponer la mente e iniciarnos más en profundidad sobre la Investigación Cualitativa.
Creo que no sería exagerado afirmar que en este caso que Kiko y Miguel han predicado el máster con el ejemplo.
Pero aunque los compañeros de clase salimos comentando lo productiva que había sido la actividad, insisto en pensar en que no veré los verdaderos resultados hasta que pasen X años, que será cuando diga: “Recuerdo que cuando hice el máster, tuve una asignatura donde…”
A ver qué diré en ese momento. Y qué estaré haciendo. Y cómo. Y por qué.