Me he quedado muerta -es una frase hecha muy utilizada por estos lares-. Verónica es una buena amiga mía que se dedica al arte y me encanta su blog.
Hoy estaba leyendo una entrada suya sobre Ana Mendieta y al leer una frase, inevitablemente he hecho una transcripción educativa inconsciente probablemente producto estos últimos meses tan reflexivos.
Dice ella: "Hay artistas que aman el arte y artistas que aman ser artistas. A los primeros les sostiene la columna vertebral de su vocación y a los segundos el andamiaje de sus pretensiones".
Frase que yo sin querer he traducido de forma automática: "Hay educadores que aman la educación y educadores que aman ser educadores. O maestros, o profesores, o como se llamen y del nivel educativo que sean. A los primeros les sostiene la columna vertebral de su vocación y a los segundos el andamiaje de sus pretensiones".
¿Y ahora yo dónde me coloco? ¿Soy de estos o de aquellos? No lo había pensado. Al menos de forma consciente. Debe ser que mi ego me andamia porque no creo pertenecer a la otra casta. En el otro lado de la frontera deben andar Freire, alguna que otra seño/profe que he conocido, o Mauricio y Rebeca Wild entre otros.
Jolines ¿Por qué será que cuanto más tiempo pasa pienso que sé menos, y que lo hago o soy cada vez peor? Esa sensación me ha invadido ya varias veces. Espero al menos que sea productiva.
Verónica, me pusiste el dedo en la llaga. A esto sí que le llamaría disonancia cognitiva en toda regla.
Pero oye, en la próxima charla que tengamos, vamos a ver qué entendemos tú y yo por vocación. Igual hablamos de cosas diferentes.
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