Una disonancia cognitiva es una desarmonía interna debido a pensamientos, creencias y emociones que entran en conflicto.

Este blog es una recopilación de mis entradas de diario del máster. No pretende describir las materias ni dar información sobre los contenidos o los procesos, sino simplemente reflejar los pensamientos que acuden a mi mente y que a veces pueden producir ciertas disonancias que espero que me sirvan para crecer como profesional y como persona.

Si no se entiende lo que escribo, da igual. Muchas veces no me entiendo ni yo.
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martes, 22 de octubre de 2013

Y después de la catarsis musical...

Pues sí. La entrada CARMINA BURANA se centró en cierta sensación de ebriedad que me embargaba al terminar nuestro primer trabajo (No, no hizo falta tomarnos psicofármacos ni jugos de índole diversa para producir este tipo de alteraciones en el cerebro. Con los murciélagos fue suficiente). Tengo la intuición de que esa ebriedad viene de una readaptación de mis esquemas mentales y haber sido consciente de ello.
Ahora me centraré en el proceso, que ha sido lo que me ha fascinado.
Resulta que ha sido la primera vez que he aprendido mediante una experiencia de esta índole. Me ha recordado a los PBL que explicaba Mª José: Enfrentarnos a un problema sin saber nada y buscarnos la vida para solucionarlo. El esquema ha sido muy sencillo:
- Nos plantean una situación real ante nuestros muy limitados conocimientos teóricos (momento dolor de cabeza).
- Tenemos que enfrentarnos a ella realizando un diseño de Investigación coherente y defendible. La analizamos y la elaboramos en pequeño grupo (momento murciélago). Los profesores van visitando los grupos y nos ofrecen su guía y su consejo (es decir, nos cuestionan todo y ponen cara de póker ante nuestras propuestas).
- Una vez terminado el diseño, exponemos cada propuesta en gran grupo -chapeau por todos- y debatimos y rebatimos. En ocasiones hasta pasionalmente (momento fusilamiento).
- Hacemos análisis final y constatamos que no ha sido tan horrible lo que hemos conseguido (momento Carmina Burana).
Y lo más interesante es que esta ha sido una actividad ideada para poner en juego nuestras intuiciones e ideas previas sobre el tema y así disponer la mente e iniciarnos más en profundidad sobre la Investigación Cualitativa.
Creo que no sería exagerado afirmar que en este caso que Kiko y Miguel han predicado el máster con el ejemplo.
Pero aunque los compañeros de clase salimos comentando lo productiva que había sido la actividad, insisto en pensar en que no veré los verdaderos resultados hasta que pasen X años, que será cuando diga: “Recuerdo que cuando hice el máster, tuve una asignatura donde…”
A ver qué diré en ese momento. Y qué estaré haciendo. Y cómo. Y por qué.

Carmina Burana o la exaltación de lo placentero

Carmina Burana es una colección de cantos goliardos del medievo (los goliardos podrían definirse como los “antisistema” de su época) que ensalzan el gozo y el placer. Casi todo el mundo ha escuchado alguna vez el famoso “O Fortuna” al que Carl Orff  le puso partitura ya en el siglo XX y se ha venido utilizando en muchos momentos culmen de películas, documentales, etc. Lo recuerdo, por ejemplo, en Excalibur de John Boorman, y en muchísimas más pelis. Vamos, utilizado hasta la saciedad.
Hoy la fortuna no tuvo nada que ver pero al salir de clase sonaba en mi cabeza ese famoso fragmento.
Abriendo mi corazón y siendo francamente honrada, qué sensación de gozo y placer me ha invadido de los pies a la cabeza. No tengo palabras para describirlo. De verdad. Sentir que en dos días yo apenas sabía nada (¿apenas? ¡ja! ¡nada!) sobre investigación y ver que soy capaz de presentar un diseño mínimamente decente, meditado, estructurado y argumentado, me ha producido un subidón que ni el Kamikaze del Aqualand (es que cosas más fuertes no suelo hacer, la verdad).
¿Que el otro día sentía murciélagos en el estómago? Hoy ya no están. Hoy volaban mariposas y sonaba el Carmina Burana. Evidentemente, al terminar de exponer.
Esto se lo debo a mis compañeros de fatiga, tanto de nuestro pequeño grupo como toda la clase. Con ellos he constatado, discutido, debatido y negociado sobre nuestras ideas previas. Ideas previas sobre la materia que yo intuía pero que en principio no sabía darles forma. Y además, he tenido que ayudarme de ellas para poner cierto orden al caos que se nos proponía. Todo eso a base de dar vueltas, machacar, definir, "deconstruir" y construir ideas... Todos hemos formado parte de esta gesta. Qué menos que sonase el O Fortuna al final ya en plan peliculero.
Y también se lo debo a mis profesores, Miguel y Kiko, quienes nos han acompañado en este esclarecedor viaje. Qué buena metodología. Qué disfrute. Como escribió Espronceda: ¡Qué gozo, qué placer!
Y esto es solo el comienzo.
Echadme más murciélagos, que ahora mismo me los como.
(Kiko y Miguel, no os lo toméis al pie de la letra que os veo venir).