Una disonancia cognitiva es una desarmonía interna debido a pensamientos, creencias y emociones que entran en conflicto.

Este blog es una recopilación de mis entradas de diario del máster. No pretende describir las materias ni dar información sobre los contenidos o los procesos, sino simplemente reflejar los pensamientos que acuden a mi mente y que a veces pueden producir ciertas disonancias que espero que me sirvan para crecer como profesional y como persona.

Si no se entiende lo que escribo, da igual. Muchas veces no me entiendo ni yo.

domingo, 27 de octubre de 2013

El Principio de Incertidumbre de Heisenberg

Os he de confesar que hace un tiempo ya, mantuve un dilatado escarceo amoroso con uno de los más atractivos cuerpos del paradigma cuantitativo: la disciplina de las Ciencias Físicas. Esa exactitud, esa sensibilidad, esa precisión, esos patrones perfectos, esos principios irrefutables, la vehemencia de sus resultados… Todo ello me resultaba irresistible.  Y ya los tríos con las matemáticas suponían un desenfreno racional total.
La verdad es que disfruté mucho de esa relación. Pero por avatares de la vida, acabamos tomando caminos separados. Simplemente no estábamos hechos el uno para el otro.
Como tantas cosas de aquella época, nunca podré olvidar el principio de Incertidumbre de Heisenberg. Lo explico: A nivel cuántico es posible fijar la posición de una partícula con total precisión pero será imposible conocer su velocidad. Y si por el contrario se conoce su velocidad, no se sabrá a ciencia cierta en qué punto se halla. O sea: La acción del observador altera el sistema observado y no puedes observar las dos magnitudes a la vez, si conoces una, se altera la otra.
Pues bien, en las prácticas constato que podemos hacer o de observadores externos (observando a otro profesional) o de observadores internos (de nuestra propia labor) y, sin embargo, me siento como si me moviese a niveles subatómicos.
¿Por qué? Porque llegaré nueva a un centro de interina, no conoceré mis funciones hasta mañana, no tengo “profesor modelo” y tengo que analizar y reflexionar sobre mi propia acción que no está ni organizada, ni fundamentada, ni preparada, ni trabajada, ni nada. Me vienen a la mente todos los “nis” que se acompañen de “adas”.
Total, que si analizo mi posición, igual no encuentro mi momento (velocidad), y si analizo mi momento (velocidad), igual no encuentro mi posición.
En fin, espero subir a niveles más altos y volver a los límites de la física Newtoniana, donde las manzanas, si caen, caen para abajo. Y puedes observarlas. Y hasta saber con qué aceleración caen.
Ahora que lo pienso… ¿soy Newton? ¿o soy la manzana?
Mañana lo sabré. Esto son desvaríos de los nervios de empezar el periodo de prácticas.
Ah, no os lo había dicho. Ya tengo centro (Emoji sonriente).
Mañana empezaré a escribir de verdad. Preparaos. Juas, juas, juas, juas...

sábado, 26 de octubre de 2013

Mi suegra y el Dr. Ángel I. Pérez Gómez

En una terraza junto al mar, con una agradable brisa y bajo los rayos del sol, tuve una charla con mi suegra. Era una de estas reuniones familiares de fin de semana.
Mi suegra, nacida en la posguerra, fue costurera y después ama de casa. Es una bella persona, agradable, amigable, con buena conversación, ávida lectora, siempre con ganas de aprender y con la experiencia que le confiere tener ya cierta edad.
Pues bien, a Dios pongo por testigo (o a la singularidad del Big Bang, vaaale) de que hoy hablando con ella, me pareció que estaba en una de las clases de Ángel. Qué conversación más interesante sobre el pensamiento religioso y la educación, sobre los poderes fácticos, sobre cómo ciertos fenómenos tal como la adicción al poder, la fama o el ego tienen relación con los estímulos cerebrales, sobre la capacidad del ser humano de buscar su propio camino en relación con los demás y, lo que más me ha llegado, su conclusión final: El mundo no se cambia desde arriba. Se cambia desde abajo. Somos nosotros con nuestras pequeñas acciones quienes tenemos el poder de cambiar las cosas.
Todo con un léxico distinto pero con la misma carga semántica.
La asignatura de Ángel empieza con dos palabras: Naturaleza y sentido.
Mi suegra ha llegado a un estadio de la vida donde ya puede observar las cosas desde arriba. Desde fuera. Sin ambiciones, sin intereses creados, sin miedos, motivaciones materiales o creencias dogmáticas. Habla desde la sabiduría que le han conferido los años.
Si Ángel nos hace inducir ciertos conceptos en el máster, mi suegra los ha deducido con su propia experiencia.
No digo que los dos coincidan exactamente en lo mismo ni piensen igual. Ni mucho menos. Pero en cuanto a la naturaleza y el sentido de la vida, creo que ambos confluyen. Mi suegra me ha demostrado que hay una cierta lógica a la que el ser humano ha de tender si tiene como se diría coloquialmente dos dedos de frente y quiere que este mundo sea un lugar mejor para vivir

Nos hemos desnudado

Hoy las clases de Encarna y Ángel han tenido algo en común: nos hemos desnudado. Y todos delante de todos. Hemos confesado, después de reflexionar sobre nosotros mismos, cuáles consideramos que son nuestras fuerzas y potenciales y cómo nos vemos. Hasta algunos se atrevieron a mostrar sus debilidades, algo loable por cierto.
Esa fue mi sensación al compartir estas cosas. Hablábamos todos en confianza, pero pisando un poco sobre terreno resbaladizo. Vaya risas que nos echamos en ambas sesiones.
¿Qué te gusta hacer? Me quito la chaqueta. Metafóricamente hablando.
¿Qué crees que haces mejor? Bueno, esto son los pantalones. Todavía me siento vestida.
¿Si pudieses enseñar algo (enseñar para aprender)? ¿qué enseñarías? Aquí me quito la camiseta.
Nos hemos quedado en ropa interior.
Ahora viene lo bueno, lo que Ángel nos propone definir. También teníamos que dar un ejemplo:
¿Qué sientes como público? Me quito la parte de arriba (los chicos no sé yo por dónde irán). Y sigo hablando metafóricamente. Conste.
¿Qué sientes como privado? Me quito la parte de abajo.
¿Qué sientes como íntimo? ¿…? ¿Y ahora qué me quito?
Yo no sé los demás, pero ha pasado por mi cabeza algún secreto inconfesable.
Y si no, que tire la primera piedra quien al pensar en algo íntimo, no haya pensado en algo probablemente inconfesable.
Luego nos centramos en lo público como esfera que regula las reglas del juego y la conquista del hombre en la historia para conseguir el espacio íntimo y privado. Y las posteriores consecuencias. Pero esa es otra historia.
Realmente nos estamos desnudando como docentes para vestirnos con un traje nuevo.

Cuestionario

Sexo: Mujer / Hombre / Considerable / Desmesurado
Edad: Lo digo / No lo digo
Profesión: Maestra / Otros
Realizando el máster de Innovación Educativa:  / No
Asignatura de hoy: Metodología / Procesos / Naturaleza y sentido / Otros
Tema de hoy: Competencias / Innovación / Cuestionarios / Tecnología
Profesores: Encarna y Mª José / Kiko y Miguel / Ángel
Ha trabajado hoy con sus compañeros:
Nada
Un pelín
Una mijilla
Una jartá
Una pechá
Ságerao
Ha debatido con: Nadie / Los compañeros / Los profesores / Todos
Ha aprendido:
Nada
Un pelín
Una mijilla
Una jartá
Una pechá
Ságerao
Ha constatado que:  Sus esquemas no son iguales que los de los demás.
                                      Hay que tener claro qué pretendemos indagar.
                                      Cuanta más información mejor.
                                      No poner número impar de respuestas.
                                      Todos los anteriores.
                                      Este para rellenar para que no salgan impares.
Observaciones: Pa qué.
 
Sí, me ha salido un cuestionario muy malagueño.   

¿Seré competente?

Si Miguel y Kiko me hacían sentir murciélagos en el estómago, Ángel tiene el poder de colocármelos dentro del cráneo, que no sé si es peor, porque hay menos hueco.
Me ha pasado en todas sus clases hasta ahora, creer una cosa, y hacerme dudar de lo que pensaba.
Hoy amplié mi concepto de competencias. Y eso que solo hemos visto una de las tres definiciones alternativas de Ángel a las de DeSeCo. Hemos desgranado cada frase, sus palabras y sus definiciones diría que hasta niveles que ni el CERN con las partículas subatómicas.
Y lo hemos hecho hoy con las competencias hasta el punto de que he dudado si realmente soy competente. Competente en el sentido de competencias, entiéndase. Por un momento veía la personalidad elegida como el límite de una función y la competencia su asíntota.
Porque claro, si consideramos la educación como una construcción enriquecedora del propio proyecto vital, para mí, es una tendencia al infinito.
Por eso mi comentario para Ángel sobre mis problemas con los límites.
Y por eso el título de mi entrada ¿tengo alcanzadas competencias como educadora? Desde el punto de vista de una función continua, sí. Porque ciertos conocimientos, habilidades, actitudes, valores y emociones tengo. Pero cuando me voy acercando a la asíntota, no. Porque siempre puedo mejorar

martes, 22 de octubre de 2013

Érase una vez...

“Érase una vez, en un reino no muy lejano, un gran señor feudal, poderoso y dueño de muchas tierras que buscaba la creación de un gran Códice que albergase los secretos para arrojar luz sobre el uso de las tecnologías de la época que utilizaban los maestros a la hora de enseñar a sus aprendices en las artes de la adquisición del conocimiento y la sabiduría.
La misión fue encomendada a los Caballeros de la Orden de la Investigación Cualitativa, quienes entre luchas, contiendas, justas y lides diversas pusieron todo de su parte, defendiendo sus convicciones, para realizar aquel gran compendio que abarcara todos esos secretos que se reunirían en ese gran Códice”.
¿Cómo sucedió todo?
Pues tal y como nos contaron Kiko y Miguel hoy en clase de Metodología. Así. Tal cual. Como si de una singular y emocionante historia se tratase.
Nos contaron el proceso real que pasaron ellos para realizar el diseño de expertos que nos propusieron hace varios días. Sí, ese de los murciélagos. Solo que para ellos, en lugar de murciélagos eran buitres. O sea, que probablemente arañasen y picasen más.
¿El objetivo de la historia? Entender los avatares del diseño de una investigación. Y entender que cada investigación supone una historia distinta, con su propio relato y su propia aventura.
Como todas las buenas historias, la creatividad es primordial, pero si quieres contar una buena, hay determinadas fórmulas en cuanto a estructura y formato que sí sería preceptivo seguir. Los buenos escritores y creadores de historias se caracterizan tanto por su  creatividad como por su calidad formal. Supongo que será parecido si hablamos de grandes investigadores y de sus historias.
La de hoy, desde luego, la he escuchado con el mismo interés como si de un emocionante cuento se tratase.
A ver qué aventura soy capaz de contar cuando me llegue el momento.

¿Podría ser de otra manera?

Con esta frase resumiría nuestra sesión del viernes con Mª José y Encarna. Hablamos sobre las propuestas de los dos últimos cuadernillos referidos al EEES, nos expusieron el proceso de implantación de los “cambios” conceptuales y reales desde su departamento en su práctica docente universitaria, hablamos sobre el módulo de prácticas y terminamos con una sesión de introducción sobre la plataforma Mahara.
Todo esto me impregnaba de nuevo la sensación de que este máster está siendo predicado con el ejemplo. Hoy por parte de Mª José y Encarna. Decir también de nuevo que es un placer tener a dos docentes a la vez en clase. Nunca en mis años de facu se dio esa circunstancia.
En este máster, parafraseando a un buen amigo mío, me siento como una nativa primitiva de una isla perdida a quien le enseñan por primera vez un espejo.
Y a lo del espejo se le podría añadir además el sentido metafórico de la propia introspección y análisis personal.
¿Podría ser todo de otra manera?
Podría.
Yo sí tengo ganas. He de convencerme de que se puede. Por ahora no va mal la cosa.
Aunque ahora viene el “pero”: ¿Todavía estamos con el “aprender a aprender”, con el “enseñar a aprender?” esas manidas frases las llevo escuchando desde que entró la LOGSE ¿No se nos ha metido en la cabeza todavía? Mira que somos duros de mollera.
O no. Quizás el concepto de “aprender” y el concepto “enseñar”  ya no son los mismos dentro de esa misma frase. “Aprender” y “enseñar” hace 20 años no necesitaban de los mecanismos y las prácticas que requieren las necesidades reales actuales.
A ver si entre todos conseguimos hacer realizable “esa otra manera”.
¿Podría ser?
Podría.

Y después de la catarsis musical...

Pues sí. La entrada CARMINA BURANA se centró en cierta sensación de ebriedad que me embargaba al terminar nuestro primer trabajo (No, no hizo falta tomarnos psicofármacos ni jugos de índole diversa para producir este tipo de alteraciones en el cerebro. Con los murciélagos fue suficiente). Tengo la intuición de que esa ebriedad viene de una readaptación de mis esquemas mentales y haber sido consciente de ello.
Ahora me centraré en el proceso, que ha sido lo que me ha fascinado.
Resulta que ha sido la primera vez que he aprendido mediante una experiencia de esta índole. Me ha recordado a los PBL que explicaba Mª José: Enfrentarnos a un problema sin saber nada y buscarnos la vida para solucionarlo. El esquema ha sido muy sencillo:
- Nos plantean una situación real ante nuestros muy limitados conocimientos teóricos (momento dolor de cabeza).
- Tenemos que enfrentarnos a ella realizando un diseño de Investigación coherente y defendible. La analizamos y la elaboramos en pequeño grupo (momento murciélago). Los profesores van visitando los grupos y nos ofrecen su guía y su consejo (es decir, nos cuestionan todo y ponen cara de póker ante nuestras propuestas).
- Una vez terminado el diseño, exponemos cada propuesta en gran grupo -chapeau por todos- y debatimos y rebatimos. En ocasiones hasta pasionalmente (momento fusilamiento).
- Hacemos análisis final y constatamos que no ha sido tan horrible lo que hemos conseguido (momento Carmina Burana).
Y lo más interesante es que esta ha sido una actividad ideada para poner en juego nuestras intuiciones e ideas previas sobre el tema y así disponer la mente e iniciarnos más en profundidad sobre la Investigación Cualitativa.
Creo que no sería exagerado afirmar que en este caso que Kiko y Miguel han predicado el máster con el ejemplo.
Pero aunque los compañeros de clase salimos comentando lo productiva que había sido la actividad, insisto en pensar en que no veré los verdaderos resultados hasta que pasen X años, que será cuando diga: “Recuerdo que cuando hice el máster, tuve una asignatura donde…”
A ver qué diré en ese momento. Y qué estaré haciendo. Y cómo. Y por qué.

Carmina Burana o la exaltación de lo placentero

Carmina Burana es una colección de cantos goliardos del medievo (los goliardos podrían definirse como los “antisistema” de su época) que ensalzan el gozo y el placer. Casi todo el mundo ha escuchado alguna vez el famoso “O Fortuna” al que Carl Orff  le puso partitura ya en el siglo XX y se ha venido utilizando en muchos momentos culmen de películas, documentales, etc. Lo recuerdo, por ejemplo, en Excalibur de John Boorman, y en muchísimas más pelis. Vamos, utilizado hasta la saciedad.
Hoy la fortuna no tuvo nada que ver pero al salir de clase sonaba en mi cabeza ese famoso fragmento.
Abriendo mi corazón y siendo francamente honrada, qué sensación de gozo y placer me ha invadido de los pies a la cabeza. No tengo palabras para describirlo. De verdad. Sentir que en dos días yo apenas sabía nada (¿apenas? ¡ja! ¡nada!) sobre investigación y ver que soy capaz de presentar un diseño mínimamente decente, meditado, estructurado y argumentado, me ha producido un subidón que ni el Kamikaze del Aqualand (es que cosas más fuertes no suelo hacer, la verdad).
¿Que el otro día sentía murciélagos en el estómago? Hoy ya no están. Hoy volaban mariposas y sonaba el Carmina Burana. Evidentemente, al terminar de exponer.
Esto se lo debo a mis compañeros de fatiga, tanto de nuestro pequeño grupo como toda la clase. Con ellos he constatado, discutido, debatido y negociado sobre nuestras ideas previas. Ideas previas sobre la materia que yo intuía pero que en principio no sabía darles forma. Y además, he tenido que ayudarme de ellas para poner cierto orden al caos que se nos proponía. Todo eso a base de dar vueltas, machacar, definir, "deconstruir" y construir ideas... Todos hemos formado parte de esta gesta. Qué menos que sonase el O Fortuna al final ya en plan peliculero.
Y también se lo debo a mis profesores, Miguel y Kiko, quienes nos han acompañado en este esclarecedor viaje. Qué buena metodología. Qué disfrute. Como escribió Espronceda: ¡Qué gozo, qué placer!
Y esto es solo el comienzo.
Echadme más murciélagos, que ahora mismo me los como.
(Kiko y Miguel, no os lo toméis al pie de la letra que os veo venir).

Murciélagos en el estómago

Jolines, me hubiera gustado más sentir mariposas en el estómago como dicen de los enamorados. Pero por nuestro bien, o al menos esa era y seguirá siendo la intención, Kiko y Ángel nos obligan a sentir murciélagos en lugar de mariposas. Porque eso es lo que siente uno cuando empieza de cero un trabajo, una investigación, una inmersión en un caos que queremos ordenar. Hoy continuábamos con el ejemplo de investigación que comenté en la entrada del “dolor de cabeza”.
Murciélagos, dolor de cabeza, caos…, parece que esté hablando de torturas de la Inquisición.
No, no nos equivoquemos. Jugar con infinitas variables para poner orden, darle un sentido y entender o acercarnos lo mejor posible a la realidad construida (que no lo real, eso ya lo he aprendido), puede generarnos al principio una cierta sensación de perplejidad y confusión, pero luego ir pegando piezas de un puzzle de infinitas combinaciones y ver que va teniendo forma y que encima puede ir cambiando de forma en el proceso, eso, como el anuncio de Master Card, no tiene precio.
Es lo que me ha pasado hoy. He sentido por primera vez ese “click” que a lo mejor se convierte en un “crash” o un “cataplum”, pero lo he sentido. Por un momento tuve la sensación de ir encaminada, de entenderlo. Por un momento. Que luego vienen Kiko y Miguel y te lo desmontan todo. Pero al igual que te lo desmontan, te ayudan a volver a montarlo.
¿Estaré comenzando a entender el sentido de la Investigación?

De revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas celestes)

Cómo me gustan los latinajos. Bueno, esto no es un latinajo. Es el título de la obra de Copérnico, uno de los padres de la revolución científica del Renacimiento, donde afirmaba que no era el Sol el que giraba alrededor de la Tierra sino la Tierra la que giraba alrededor del Sol. En gran desafío al dogma geocentrista imperante.
¿Y por qué nombro esta obra? Porque, como se contempla en una de las diversas guías que hoy hemos analizado en clase con Mª José, parece ser que con el EEES (Espacio europeo de educación superior) se pretende cambiar el sentido pedagógico de la enseñanza universitaria en el ámbito europeo y cambiar el dogmatismo imperante del “enseñanzacentrismo” hacia uno totalmente opuesto: el “aprendizajecentrismo”. Otra revolución Copernicana. Y perdón por los palabros, es que siento que le pegan al contexto.
Total, que hemos hecho algunos grupos una exposición resumida de las guías propuestas en el módulo de Procesos y ha quedado bastante clara la concepción pedagógica del Plan Bolonia, al menos desde la visión de los autores de las guías (Ángel, Encarnación, Miguel y Mª José, docentes en nuestro máster).
Todos estuvimos de acuerdo con la lógica de las propuestas y del texto, siempre susceptible a matices, críticas y mejoras. Y, curiosamente (o no tanto), también estuvimos de acuerdo con que “del dicho al hecho hay un trecho”. Uy, ¿de qué me sonará eso? Parece que esto es recurrente en mi diario. De hecho tuvimos un buen rato de debate sobre ello.
En fin, que solo me queda esperar con ilusión poder formar parte de la pandilla de los copernicanos y seamos capaces de demostrar con los hechos que la tierra gira alrededor del Sol y no el Sol alrededor de la Tierra. Y comprobar al final del máster, que en mi papel de alumna, me he sentido como el Sol.
Post data: recomiendo leer también sobre las críticas al Plan Bolonia que no han sido pocas aquí en España.

domingo, 20 de octubre de 2013

Un dolor de cabeza que merece la pena

Esta es la frase demoledora con la que me quedo hoy. Me ha encantado y le ha salido del alma a nuestro compi de Albacete. Y yo lo suscribo.
¿Cómo es posible llevar una semana y algo más hablando de lo cualitativo y lo cuantitativo, del positivismo y el naturalismo, del objetivismo y del subjetivismo..., y luego no ponernos de acuerdo en los grupos sobre estos conceptos al aplicarlos en un ejemplo práctico?
Se nos propuso afrontar un problema sobre si era posible ofrecer una opción cualitativa ante un requerimiento que pedía a gritos un abordaje cuantitativo. Y en lugar de constatar lo estupenda alumna que me considero (en cuanto a empeño me refiero, Dios me perdone la vanidad), me doy cuenta de que en realidad no lo tengo tan claro y sé bastante poco (por no decir nada). Y lo constato más todavía al debatir, intercambiar opiniones y, sobre todo, no ponernos de acuerdo en el grupo en cuanto a las respuestas. Qué digo respuestas, ni siquiera a la interpretación de la pregunta, que es peor.
Mi compañera Silvina planteó que realmente lo que estamos haciendo es romper esquemas, y ese es un proceso costoso. Gran verdad.
Vaya dolor de cabeza.
Quizás tenga tendencias masoquistas pero este tipo de dolores son casi agradables: me muestran que estoy viva y que estoy aprendiendo.
Ya me lo dijo Miguel, que iba a aprender más con estos dolores de cabeza que con 50 clases suyas. Y no digo que él no dé dolor de cabeza (es broma, Miguel).

Teoría y práctica

Este es un extracto de una conversación telefónica que he tenido hoy con una compañera de música de Primaria en activo al volver de la reunión con mis compis del Módulo de Procesos:
- No entiendo una cosa - me dice.
-¿El qué?
-Ya sabes que los Inspectores este año nos obligan a hacer evaluaciones iniciales. Hay que ver que estamos dale que te pego con las pruebas.
-No veas qué "pechá" ¿no? - respondí.
(Una  "pechá" es una "jartá", que en jerga andaluza equivaldría al castellano como algo que te desborda, que te genera hartazgo.)
-Pues fíjate, que ha venido el Inspector y después de ver todos los papeles nos ha dicho que lo hemos hecho mal, que la evaluación inicial tenía que ser primordialmente de carácter cualitativo.
-¡Anda! -respondí yo- no hace falta que me hables de eso, que esta semana he tenido bastante...
-Pues sigo sin entenderlo -me responde. -SI EN SÉNECA AL FINAL TENEMOS QUE PONER UNA NOTA NUMÉRICA ¿CÓMO LO HAGO ENTONCES?
Y yo me digo ¿cómo se pasa en este caso de la teoría a la práctica

Hablando de INVESTIGACIÓN...

 
 
Mañana arranca la semana de los Premios Nobel. Supongo que es uno de los premios con más entidad en el mundo de la Investigación donde se premia la excelencia. Aquí dejo un artículo sobre quiénes pueden ser los posibles ganadores este año y una reflexión de cómo dar importancia al valor de la investigación/descubrimiento realizado.
Campos en los que se entregan los Premios Nobel:
Más información sobre los Premios Nobel:
¿No hay  Premio Nobel para la Investigación en Educación? ¿Cuál sería su equivalente?
¿Será que estos premios están centrados en la Investigación cuantitativa? ¿Desechan per se la Investigación cualitativa? no tengo información suficiente.
Habrá quien diga que este premio no tenga tanto prestigio o entidad, no sé, pero por otra parte, bien orgullosos que estamos cuando hablamos de nuestros Premios Nobel.
Como bien dice uno de los posibles candidatos, Bruce Ames (Química): “Hay un montón de personas inteligentes en el mundo. No estoy conteniendo la respiración. Lo creeré cuando lo oiga”. Una cosa es merecerlo; otra, ganar el reconocimiento de tus colegas y otra, más compleja, es que lean en voz alta tu nombre en Estocolmo.

La primera semana ¿Servirá esto de algo?

Después de una primera semana muy intensa y apasionante en el máster,  me doy cuenta de que debo "desintoxicarme" de muchos prejuicios y juicios (entendidos como operaciones del entendimiento, u opiniones basadas en mis conocimientos y mi experiencia vital).
Si quiero enfocarme plenamente, sin lastres ni complejos, en una linea realmente innovadora, prometedora y transformadora, tengo que olvidarme de todo lo anterior.
He de confesar que hasta ahora he estado bastante decepcionada en cuanto a la realidad educativa que te encuentras en los colegios y ando arrastrando un cierto desasosiego en cuanto a conciliación entre teoría y práctica. Y por mal que les pese a los docentes del máster, miro con escepticismo gran parte de las propuestas. Siempre he sido de las que preconan que hay una distancia inabarcable entre lo que nos enseñan en la Universidad y la realidad aplastante con la que te encuentras en la práctica diaria. Siempre me he quejado de ello, y por eso escogí este Máster: Para ver un rayo de esperanza y enseñarme y aprender otros caminos. Para mostrarme que las cosas se pueden hacer bien y es posible hacerlas. O al menos, para mantener el entusiasmo por hacer bien tu labor.
Por poner un ejemplo: El curso pasado asistí a una charla sobre el TDAH dada por un Inspector de la Administración. Entre otras cosas, nos recomendó el libro de Sir Ken Robinson, "El Elemento". Enseguida lo compré y lo leí. Y me llevé una decepción. No me decía nada especial o que ya no hubiese constatado anteriormente. Otro best seller más ¿Es que no está claro que uno necesita estar en su "elemento" para sentirse pleno? igual peco de arrogancia, pero, de verdad, esperaba más. O quizás las respuestas no estuvieran en el libro sino en mí. Yo no las encontré. Será que no me pilló inspirada.
Tengo mucho trabajo por hacer, mucho por conocer, mucho por estudiar, mucho por aprender. Pero este Máster también tiene mucho por hacer conmigo (y creo que es un deber de mis docentes): Voy a ser realista, y desde mi punto de vista, no soy capaz de verlo todo de color rosa o sentir que puedo cambiar el futuro. No, lo siento. ¿Que mi pequeña aportación es importante? ya veremos con el tiempo. Pero por ahora, todavía me estoy dando cabezazos contra una pared.
Creo que he de terminar este Máster cambiando mi actitud. Sé que depende de mí, pero tambien depende de la visión que me ofrezcan estos estudios y lo que sea capaz decambiar en la construcción de mis pensamientos.
Una buena amiga mía que se dedica al arte me confesaba que realizó un máster que la dejaba agotada mentalmente y que le hizo reflexionar mucho sobre aquello con lo que trabajaba. Quiero eso. Quiero romper barreras, quiero abrir fronteras, quiero apasionarme por mi trabajo. 
No quiero quedarme en la monotonía y ahogarme bajo la presión de la Administración o la dinámica circundante que encuentras en muchos sitios: haz lo que puedas y ya está, cíñete a lo mínimo, no se te ocurra salir de nuestras fronteras..., ¿para qué te esfuerzas con lo que nos pagan...? Quiero aportar mi pequeño grano de arena al mundo.
A mis profesores (y compañeros) les digo: ¿Es posible hacer algo para limpiar y descargar la mente para que nuevas y frescas ideas se abran paso? ¿podéis decirme que se puede de facto? Que el sistema es mucho sistema.

Yo me digo: Vamos espíritu, ponte en pie y camina. Sigues vivo y coleando.