Una disonancia cognitiva es una desarmonía interna debido a pensamientos, creencias y emociones que entran en conflicto.

Este blog es una recopilación de mis entradas de diario del máster. No pretende describir las materias ni dar información sobre los contenidos o los procesos, sino simplemente reflejar los pensamientos que acuden a mi mente y que a veces pueden producir ciertas disonancias que espero que me sirvan para crecer como profesional y como persona.

Si no se entiende lo que escribo, da igual. Muchas veces no me entiendo ni yo.

lunes, 3 de marzo de 2014

Una contradicción

Mientras paseaba por mi portafolios digital, me ha sorprendido, después de haber leído el artículo "Unamuneando" de Pérez Reverte, encontrarme con la siguiente frase de Ángel Pérez destacado bien gordo en rojo:
"Será conveniente desarrollar en el sujeto la conciencia de que la información y el conocimiento nunca pueden ser independientes de las circunstancias sociales en las que se generaron ni de los actores que las produjeron, ni de quienes las utilizan en un determinado momento para intereses también peculiares".
Y resulta que, gracias a las habilidades de selección y síntesis de Pérez Reverte, nos encontramos con un escrito de Unamuno de hace 120 años que radiografía a la perfección la situación de nuestro contexto actual.
No, esta entrada del diario no refleja una contradicción como indica su título, sino todo lo contrario. La simbiosis del artículo y del párrafo de sendos Pérez nos ofrecen un estupendo ejercicio de reflexión sobre el contexto, los pensamientos, los sentires, y las circunstancias de dos momentos aparentemente tan alejados en el tiempo pero cercanísimamente coincidentes en su descripción. Tan coincidentes como cada día de la marmota que vivió Bill Murray en "Atrapado en el tiempo".

viernes, 28 de febrero de 2014

Tagxedo del capítulo 1 del libro Educarse en la era digital de Ángel I. Pérez Gómez

Probando entrada, a ver si sale...

CAPÍTULO 1: LA ERA DIGITAL. NUEVOS DESAFÍOS EDUCATIVOS

Nube de tags cuyo tamaño de palabras se relaciona con la cantidad de veces que aparecen en el capítulo 1 del libro de Ángel I. Pérez Gómez "Educarse en la era digital" (2012)

Pincha en este enlace para acceder al capítulo 1

jueves, 27 de febrero de 2014

#Operación Palace #Naturaleza y sentido de la innovación educativa @Ángel I. Pérez Gómez

En el experimento mediático que supuso el programa de Jordi Évole "Operación Palace", que ha revolucionado a medio país por no decir a todo convirtiéndose en trending topic mundial, y motivo de aplausos y críticas a partes iguales, no he podido evitar encontrar pequeñas muestras, algunos argumentos, y constataciones diversas -a mi parecer- de mucho de lo que Ángel nos propone, describe, critica y analiza en su módulo de Naturaleza y Sentido de la Innovación Educativa.
Dicho experimento mediático conocido ya por la gran mayoría trataba sobre un falso documental sobre lo que ocurrió la fatídica noche del 23-F, la noche del intento de golpe de Estado. En la filmación de este documental se prestaron a participar personajes de gran calado político y social, y que vivieron en primera persona aquel momento decisivo de la Historia de España.
Me ha impresionado la repercusión que ha tenido en toda clase de ámbitos, colándose, incluso, en el debate sobre el estado de la Nación.
Todo este revuelo me ha llevado a algunas reflexiones: ¿Qué tipo de alfabetización mediática poseemos en esta era del reinado de lo audiovisual? ¿Por qué algunos espectadores intuían el fake desde los inicios y otros se lo tragaron a pies juntillas hasta el último minuto? ¿Por qué ha suscitado tantas alabanzas y críticas? ¿Qué recuerdos y emociones y con qué fuerza fueron evocadas por esta manipulada versión de los hechos? ¿Por qué ha habido reacciones tan fuertes? ¿En qué lugar permanece la visión crítica del fenómeno? ¿Cuántos detectaron los fragmentos y pistas que iba dejando el documental para reunir las piezas y llevar a la intuición de que no era real? ¿Qué significa que algunos sean capaces de “distanciarse” y verlo como una  “alegría televisiva” como mencionó Gabilondo, y otros como Alfonso Guerra lo hayan considerado como una tomadura de pelo comparando a Évole con Goebbels, ministro de propaganda nazi? ¿Qué bagaje personal, social, profesional…, se necesita para comprender esta arriesgada propuesta? ¿Cuántos acudieron a las redes sociales en plena emisión para conocer e intercambiar opiniones con otros y llegar a sus propias conclusiones?
Y ahora visto desde el otro lado ¿Cuáles fueron los motivos para realizar un programa de estas características? ¿Fueron conscientes de la envergadura de su repercusión? ¿Cuáles eran las verdaderas intenciones? Porque se pueden hacer diversidad de lecturas desde un extremo al otro del continuo que enlaza desde las teorías conspiratorias más inverosímiles hasta las intenciones de apelar al subconsciente hacia una continuidad del sistema institucionalizado.
Jordi Évole explica: “En el momento que vivimos, con el tsunami de información que nos cae cada día encima, hay que decirle al espectador que debemos mirarlo todo con distancia, contrastar, buscar otras opiniones.... […] Si después de ver el programa hay quien considera que se debe ser más exigente con la información que recibe, doy por bien empleado este experimento”.
Para finalizar, hubo un debate donde además, se me hace flagrante una frase que me encanta: “La habilidad para aprender lo que necesitaremos mañana es más importante que lo que hoy conocemos”. En el debate posterior al documental se menciona que estamos sumergidos en una crisis que toca prácticamente todas las entidades y estamentos sociales (yo incluyo la educativa). Que el traje al que estamos acostumbrados se nos está cayendo a pedazos, y que parece ser necesario darnos cuenta de que todo aquello que veíamos con normalidad ya no nos sirve. Que estamos en cierto modo perdidos y necesitamos un proyecto común al que dirigirnos. Es decir, necesitamos saber qué queremos, qué vamos a necesitar y cómo lo vamos a hacer. Probablemente de esta manera sea más fácil llevar el barco por buen rumbo.
¿Operación Palace en Naturaleza y Sentido de la Innovación Educativa? Pues claro, cómo iba a obviarlo si el libro de referencia se llama “Educarse en la era digital”. Es un material estupendo recién calentito sacado del horno de la era digital donde lo audiovisual, la manipulación mediática, la crítica, la reflexión, el análisis, el impacto social, las nuevas tecnologías, el bagaje cultural, el tratamiento de la información, las redes sociales, etc., no pueden estar al margen de la Educación.
Por cierto, le doy el Óscar al mejor actor a Federico Mayor Zaragoza.

martes, 25 de febrero de 2014

López Melero, mis hijas, yo y el MPM

Hoy me ha venido a la mente mi primera visita al Museo Picasso Málaga. Fui con mi marido y mis dos hijas que entonces tendrían unos 2 y 4 años si mi memoria no me falla. O quizás algo más. No me acuerdo.
Lo que sí recuerdo fue la amarga impresión que me llevé de allí, no tanto por las obras expuestas y la estética del lugar sino por la sensación de espacio poco amable que me produjo. 
Habiendo conocido el MoMa, este museo me parecía un poco exagerado: Las obras estaban colocadas a una altura lo suficientemente alta como para desaparecer del campo visual de los niños con las consiguientes alzadas a pulso que tuvimos que realizar mamá y papá para que mis hijas pudiesen verlas con detalle; los vigilantes además no paraban de llamarnos la atención para que no nos acercásemos una micra más de lo que consideraban seguro para la obra; la raya roja del suelo que te hacía sentir Tom Cruise en Misión Imposible vaya a ser que la pisaras; los gordos cordones rojos... Y sobre todo la experiencia de película de terror que tuvimos en el cuarto de baño...
Fue como el filme Engendro Mecánico de 1977, donde una señora con casa domotizada es víctima de la inteligencia robótica y es secuestrada en su propio hogar. De película, vamos. Ahora lo recuerdo y me río: Las tres, mis hijas y yo, en un espacio reducido averiguando cómo funcionaba ese inodoro de diseño que cada equis segundos se ponía en marcha y soltaba un cascadón de agua de forma estruendosa y asustaba a mis hijas que querían hacer pipí desesperadamente pero que decían que ni hablar de sentarse sobre esa cosa. De repente se apaga la luz, y claro, no encontraba el botón, cosas de la domótica. Y ahí estábamos las tres encerradas. Yo buscando, tocando las paredes y moviendo los brazos estúpidamente en el aire a ver cómo encendía la luz o abría la dichosa puerta, de diseño también, mientras mis retoños lloraban de miedo y de aguantarse el pipí en la oscuridad total y con el atronador (para ellas, y ya para mí tambien dado el llanto de mis pequeñas) sonido del condenado inodoro automático que se ponía en marcha sin avisar.
Del momento de lavarnos las manos ya no hablo porque es para otro párrafo igual. Tanta domótica y tanto automatismo. Será que somos una familia rústica, qué le vamos a hacer. Aunque recuerdo a Arturo Pérez Reverte haber contado una experiencia similiar con la que me sentí totalmente identificada. No somos las únicas.
Pues hoy he visionado una conferencia de López Melero en Madrid, profesor del máster pero a cuyas clases no asisto por no estar matriculada, y me ha llamado la atención su cáustico guiño al MPM porque me ha recordado mi experiencia. Comentó que el espacio del museo tenía la estética pero no la ética, pues él, debido a sus problemas de movilidad, sintió lo mismo que yo, que el espacio no era amable.
Su conferencia trataba sobre la escuela inclusiva y me ha gustado mucho. Aunque creo que hay que hacer hincapié en que gran parte del problema es político. Pedir que con las condiciones actuales tengamos una escuela inclusiva de verdad para mí es pedir peras al olmo. La ratio y el espacio son básicos para impartir una educación de calidad. Francisca Mayó en el vídeo "E.I. 6 años claves para una vida" nos dice que una ratio alta es un abuso tremendo de la capacidad y de la profesionalidad de cualquier educador. Un nuevo maltrato a la infancia. Y tiene toda la razón. Los espacios son básicos, pueden ser amables o generar ansiedad. Y esa es una base sobre la que hay que partir y no podemos pretender obviar.
Que nos lo digan a Melero, a mis niñas y a mí cuando fuimos al MPM.


P.S.: Ya han pasado varios años y he de decir que mis hijas son más mayores y ya nos hemos acostumbrado, y en el MPM tienen un equipo educativo que realiza talleres muy entretenidos.

martes, 18 de febrero de 2014

De esencia a esencia

En una charla titulada "Educar empoderando", Carlos González comienza con unas palabras que me gustan mucho. Nos señala que si bien antes la educación se basaba en una "presencia y atención a la fuerza", ahora hay que destacar una educación que dé importancia de la "presencia" del yo, la presencia como un yo voluntario y lleno, con algo que ofrecer, creador, un yo desde la abundancia y no un yo como estado de necesidad del ego.
Destaca que el verdadero encuentro educativo se produce de presencia a presencia y, de manera más profunda, de esencia a esencia.
Eso me suele pasar en las clases de Miguel Ángel. A lo mejor me pasa solo a mí, pero me pasa.
Escucho, escribo, miro la pizarra, las proyecciones, tomo apuntes, comento con mis colegas de al lado..., pero lo que me queda es otra cosa. No es tanto la teoría, ni los contenidos, ni la práctica, ni las opiniones, ni los debates, casi ni siquiera sus hermosas historias...
Es la esencia. Percibo su esencia y siento que tengo la mía. Y no me hace falta nada más.

miércoles, 12 de febrero de 2014

El encuentro de nuestra propia voz en el texto

El título de esta entrada es el nombre del seminario de hoy con Laura Duschatzky.
Confieso que ahora mismo no sé qué pensar. Creía que íbamos a un taller para mejorar nuestras técnicas narrativas y me encuentro con un intercambio de introspecciones.
Yo misma llegué a visualizar uno de mis primeros recuerdos de la escuela: Una diminuta piedra naranja veteada de blanco. Una imagen límpida y cristalina como si la hubiera visto ayer.
Encontré belleza en los escritos que producíamos incluso bajo cierta presión temporal y espacial, y descubrí que estoy rodeada de verdaderos artistas de su propia voz. No de los que transcriben sino de los que trazan.
A la hora de narrar se nos insta a buscar la singularidad dentro de la universalidad en contraposición a la búsqueda de la individualidad. De ahí mi conclusión de la introspección.
Susurramos al oído de nuestros compañeros de taller alguna frase que pudiera sintetizar la experiencia. He aquí algunas:
"Has de dejar tu impronta en lo que escribas."
"El desconcierto de la expectativa."
"Escribir alto y sentir hondo."
"El poder de la palabras."
"Sentimos con palabras."
La palabra. Qué sería de la Humanidad sin ella.

jueves, 6 de febrero de 2014

Un precioso regalo

En la última sesión, Miguel Ángel Santos Guerra, nuestro "regalador de historias", me obsequió con un tesoro que guardaré como oro en paño: Un punto.
Especifico: Un folio blanco con un pequeño punto que él mismo dibujó en el centro.
A la pregunta de: "¿Qué ves?" tendemos a responder: "Un punto".
"¿Y por qué no veis el folio?", nos dice Miguel Ángel. "Lleváoslo, lo ponéis en el aula y no olvidéis nunca de ver el folio entero en lugar de fijaros solo en el punto. Con las personas es igual. No os quedéis con la mancha, sino con todo el folio".
Le pedí una dedicatoria para mi folio. Voy a comprar un marco y lo voy a poner en mi clase. Para que no se me olvide.

viernes, 31 de enero de 2014

Alfredo Hoyuelos o cómo meterte un dedo en el ojo y que te guste

Hoy hago una entrada muy corta. He sentido que me han estado metiendo el dedo en el ojo -no en la llaga, conste- pero curiosamente hasta me ha gustado.
He salido como en una nube. Alfredo Hoyuelos ha tenido la capacidad de revolverme las ideas a base de documentación fotográfica y su estupenda prosa. He disfrutado como una niña.
Al final de la primera parte del seminario (mañana sábado continuaremos con la segunda parte) le he dicho: "Me has hecho y me vas a seguir haciendo reflexionar".
Si en un principio me dio la impresión de que todo giraba de una forma dicotómica y cuasi maniquea en cuanto a concepciones educativas -hubo momentos acalorados sobre el tema de los mocos-, me di cuenta de que ese era el objetivo: crear el conflicto para luego reflexionar.
Chapeau por Alfredo. No me esperaba esto.
A ver mañana.

sábado, 25 de enero de 2014

Mi mochila

Casi siempre me pasa. Casi todas las noches sueño con lo que ha transcurrido durante el día. Normal. Y por eso casi todas las noches mis sueños los protagoniza algún docente del máster, algunos compañeros, niños, el colegio, papás, reuniones, alguna lectura...
Ayer terminamos con la evaluación de los dos módulos de Procesos y Naturaleza. Fue una experiencia preciosa donde hablamos con libertad de nuestros sentimientos, de nuestras realidades, nuestros sueños, nuestros aprendizajes y nuestras críticas.
Conocimos la película La Escuela de la Señorita Olga y descubrí que muchos principios destacables y comunes de innovación educativa ya existían en los años 30.
Me preguntaba por qué existiendo desde hace tiempo este tipo de experiencias todavía siguen siendo minoritarias, por qué no se han ido imponiendo con el tiempo.
Entre muchas respuestas que aparecieron: el sistema, la tradición, la zona de confort..., hablamos de nuestra mochila. La que llevamos desde que nos comienzan a educar y con la que los docentes educamos. Esa mochila que tiene todo aquello que configura nuestra forma de ser, vivir y entender la vida y, por ende, la educación. Y que se materializa en nuestro quehacer diario.
A veces esa mochila lleva tantas cosas durante tanto tiempo dentro que es difícil deshacerse de ellas. Y cambiar por completo su contenido puede resultar duro. Yo quiero llenar mi mochila de algo bueno. No sé qué podrá ser, pero al menos tengo ganas de seguir llenándola.
Pues bien, volviendo al principio, hoy me desperté recordando mi sueño. Y extrañamente no aparecía ni un docente, ni un compañero maestro, ni un niño, ni nada que me recordase a la educación.
O sí.
Resulta que soñé que estaba en una zona al estilo de Hawaii, estaba amaneciendo y todavía se veían las luces encendidas, yo iba en coche. Recuerdo pasar por zonas bellísimas y pensar ¡Oh, qué fotos más preciosas podría hacer! Recuerdo que nos cruzamos con un grupo que se me quedó mirando y luego, cuando bajé del coche, vino una de ellos para ver si quería trabajar en su grupo. Mientras marchaba con ella me iba enseñando el paisaje, todo era verde, lleno de vegetación, lleno de flores gigantes de colores luminosos, con mariposas, pájaros y hasta conejos de colores (pensé en hacerme una foto con esos conejos para enseñársela a mis hijas). Luego llegué a una oficina donde tras una breve charla me pidieron el nombre y me dijeron que directamente me daban el trabajo.
Ah, antes de llegar a esta zona idílica, en mi sueño aparecía yo con una amiga compañera del colegio donde íbamos a pintar un cuarto de un color nuevo. Y yo me llevaba una cocinita de juguete vieja a un trastero.
No parecía uno de mis típicos sueños surrealistas donde mezclo lo que me acontece durante el día.
Sin embargo creo ver una lectura muy clara: 
En mi mochila ha entrado La escuela de la Señorita Olga.

sábado, 18 de enero de 2014

Lecturas y Educación

Pues eso, creo que voy a acabar odiando la lectura. Quién me lo iba a decir. Yo, que soy una amante de las letras.
Resulta que mi cuñada se quejaba de algo parecido en su Fb por su máster y hoy sábado tengo que ponerme a leer. Son lecturas obligadas del máster. Y una tiene tantas cosas que hacer -como toda/o hija/o de vecina/o- que cualquier ratillo libre lo tengo que dedicar a leer. Son lecturas varias sobre Educación.
Tengo la sensación de que mi cuerpo va a acabar repeliendo las lecturas obligadas sobre Educación. Mira que son buenas, mira que son bonitas, mira que son instructivas, mira que son interesantes..., pero me va a salir Educación hasta por las orejas. Entre semana empiezo a las 7 despertando a mis niñas (que también hay que educarlas), sigo en el cole, las tardes al máster y el tiempo libre a las lecturas y el aprendizaje, además de pensar en el trabajo. Hoy sábado ¿leyendo?
Necesito deseducarme un poco. Me pregunto ¿Es posible ser una persona comprometida con la Educación y no tener que estar continuamente pensando en ella? Porque si no, entonces no estoy comprometida. Qué le vamos a hacer. Aunque, seamos realistas, no todos vamos a ser como Piaget.
Y encima estoy pensando en ampliar la matrícula. Estoy tonta yo.

sábado, 11 de enero de 2014

De sobres misteriosos y cajas de galletas

La primera clase con Pilar la terminamos con la intriga de lo que contendrían unos sobres que trajo. Sabemos que contienen mensajes para reflexionar y crear dinámicas de comunicación, pero no tuvimos ocasión de abrir el primero. Llevaba una ristra de ellos. Nos faltó tiempo.
La Formación del Profesorado es un tema que siempre me ha interesado: Por el camino que hay que recorrer, por las vías que se pueden utilizar, por las motivaciones y/o el interés que puede suscitar, por su necesidad, por su utilidad, por las formas en que se puede realizar, por la diversidad de maneras en que todos los que nos dedicamos a la docencia intentamos aprender -los que lo hacen-, por lo que puede suponer para tu cambio personal y profesional, etc.
3 elementos básicos forman parte de la formación del docente: Teoría, práctica y personalidad. En esta primera clase salieron a relucir nuestras prácticas y nuestra personalidad. Hablamos sobre la realidad con la que nos encontramos y mostramos cómo nos enfrentábamos a ella. Sobre todo mi querida compañera Irene. Andábamos ese día con ganas de desahogarnos. O quizás fue Pilar quien dio pie, puede ser.
Al terminar la clase, parecía que faltaba la tercera parte: La teoría. ¿Y los sobres? ¿Y la dinámica? ¿Y todo lo demás que parecía que había programado para la clase y que no dio tiempo a ver?
Y con gran acierto nos comentó Pilar que si no nos había parecido suficiente todo lo que habíamos tratado. Las lecturas y conclusiones a las que podíamos llegar tras las manifestaciones que habíamos hecho escuchando más allá de la simple anécdota. Y la primera de ellas: Aprendemos unos de otros. Evidente pero siempre sorprendente. Nunca sabes qué puedes aprender de tus compañeros. Como decía Santos Guerra, todos venimos a clase con una caja de galletas.  Yo me imagino una caja como las galletas Cuétara, de diversas formas y sabores, cada uno trayendo la suya en una edición única y especial, y nosotros escogiendo las galletas que nos ofrecen y que más nos atrayesen. Todos compartiendo nuestra caja con los demás.
Al igual que nosotros, Pilar traía también su caja de galletas, y unos sobres. Tengo ganas de abrir esos sobres, a ver qué ponen. Y ver qué galleta puedo escoger.

miércoles, 8 de enero de 2014

Evaluación con Miguel Ángel Santos Guerra

En esta entrada quería hablar de la primera clase con Miguel Ángel Santos Guerra. Quería decir que había encontrado un trovador con alma de educador, o un educador con alma de trovador. Con Miguel Ángel el orden de estos factores no altera el producto. No es que cante ni toque la mandolina pero lo que sale por su boca es pura poesía.
Quería hablar sobre la primera clase, sobre cómo casi se me saltan las lágrimas de emoción -soy muy sensible, por no decir llorona, lo sé- durante la primera media hora. Sobre la capacidad que tuvo en su clase de llegarme al corazón. Sobre la manera en que, sin quererlo, salté mostrando bastante enojo por el sistema en el que estamos sumergidos. Sobre los inicios de un módulo que girará en torno a un concepto tan confuso, nebuloso, indeterminado, comprometido... como es la Evaluación.
Quería hablar de la genial forma de comenzar comparando la percepción colectiva del concepto de Evaluación comparándolo con la percepción colectiva del concepto de una silla. De cómo cada uno de nosotros nos presentamos y hablamos de nuestras inquietudes sobre el tema, y nuestros intereses sobre las diferentes evaluaciones: personal, del alumnado, de instituciones o del sistema. De las necesidades que veíamos en nuestro quehacer diario los que trabajamos y en lo que ven desde fuera aquellos que no han tenido la oportunidad de hacerlo: de la necesidad de usar el paradigma cualitativo, de la plasmación en la práctica diaria de una forma coherente, de la coordinación entre profesionales a la hora de evaluar, de la necesidad de armonía de concepciones sobre evaluación en un mismo equipo educativo, y de muchas más cosas.
Quería hablar de las esperanzas que tengo en este módulo del máster, del cambio que está generando en mí todo el máster en general y de lo que está suponiendo tanto a nivel profesional como personal.
Pero al entrar en la plataforma para escribir, irónicamente, lo que me ha surgido a la mente es:
¿Por qué no nos hemos aclarado hasta última hora para saber a qué hora empezaba este módulo? Resulta que Miguel Ángel vino a clase con casi tres horas de antelación.
¿Por qué estamos debatiendo entre los alumnos para aclarar los requisitos para hacer un doctorado, que no aparecen de forma clara, o al menos, nosotros no llegamos a averiguar con facilidad?
¿Por qué hablamos mucho de las ganas de aprender pero en el fondo todos nosotros (o al menos esa es mi impresión, soy sincera) tenemos ganas de obtener la mejor nota?
Que por cierto, una cosa no quita la otra. Se puede aprender y sacar muy buenas notas. De hecho, irónicamente, quien saca mejores notas y muestra cierta brillantez es quien accede a un doctorado ¿no?
Y esto puede llevar a otra pregunta: ¿para qué queremos el doctorado? ¿para aprender? 
¿Qué queremos realmente? ¿qué quiere la Universidad? ¿qué quieren sus profesionales? ¿qué quiere la sociedad? ¿qué puede hacer por la sociedad? 
Y vuelvo al inicio ¿el sistema universitario se evalúa a sí mismo de una forma objetiva? ¿los profesionales se evalúan y evalúan de forma adecuada?
Ahí lo dejo.

lunes, 6 de enero de 2014

Alumnos cautivos

He pasado un kit-kat navideño genial. He aprovechado para reunirme con personas a las que no suelo ver con asiduidad y lo he pasado estupendamente.
Si por un lado he tenido la sensación de no haber aprovechado el tiempo para adelantar trabajo -siempre hay tareas que hacer y más ahora con el máster-, por otro lado la percepción ha sido completamente opuesta pues he procurado no perder ninguna oportunidad para mantenerme en contacto con personas a quienes aprecio. Como me dijo una vez mi compañera de la EOI, Patricia, he estado celebrando estas fiestas como si se acabase el mundo. A fin de cuentas, el tiempo que pasas con tus seres queridos y las personas que aprecias son la clase de cosas que recordarás el resto de tu vida y por las que te recordarán a ti. Y si ese tiempo lo creas a base de buenos momentos, mejor que mejor.
Total, el otro día estuve con mi amigo Miguel de Granada, junto con Alberto y Jesús, y tuvimos un breve pero intenso encuentro donde nos dio tiempo a platicar sobre la audiencia cautiva. Todo comenzó con una mención a los llamados clientes cautivos, aquellos que como su propio nombre indica no tienen otra opción o elección y acaban irremediablemente siendo fieles consumidores de un producto o marca determinada. Unos son prisioneros a la fuerza como aquél que no tiene otra cosa para elegir y otros prisioneros voluntarios como el que elige siempre lo mismo, pero ambos son prisioneros al fin y al cabo.
Como algunos de la reunión teníamos relación con el mundo de la docencia, acabamos con la siguiente concatenaciónnegocio-cliente cautivo-audiencia cautiva-alumnos-sistema educativo. Y acabamos hablando de la motivación extrínseca más que de la intrínseca, claro.
Fíjate qué cosas, de la palabra cautivo surgió la idea de alumnado. ¿Son audiencia cautiva? ¿han de serlo por definición? ¿los docentes somos captores? ¿podrían no ser audiencia cautiva? ¿la motivación intrínseca es suficiente, sobre todo a edades tempranas? ¿es inherente la motivación extrínseca al fenómeno educativo? ¿qué papel tiene la innovación educativa sobre esta cuestión? Y otra vez la pregunta que se me repite continuamente: ¿En qué lugar nos situamos como docentes?
Tengo que quedar más con mis colegas granaínos. Anda que no nos echamos charlas buenas.


miércoles, 1 de enero de 2014

El primer día de este año

Hoy, 1 de enero de 2014, hago mi registro en el diario para estrenar el año. Parece que hubiera un corte especial antes y después de las 24:00h del último del año en el que un periodo termina y comienza otro nuevo. Sin embargo, me resulta curioso que esta entrada esté unida a la anterior sin solución de continuidad.
El 30 de diciembre de 2013 mi hija lloraba agobiada por los deberes.
El 1 de enero de 2014 mi hija y yo mantenemos esta conversación:
- Cariño ¿has hecho hoy deberes?
- Sí, mamá. Hoy he hecho un montón. Me queda solo un poco -me dice sonriente-. Y para agradable sorpresa mía continúa:
- Verte a ti me motiva.
- ¿Qué quieres decir? -pregunto extrañada.
- Pues que te veo mucho tiempo estudiando -hace en el aire el gesto de tener folios y escribir sobre ellos y de teclear el ordenador- y como veo que tú puedes, yo también puedo.
Y yo con los ojos como platos henchida de orgullo cual globo a punto de reventar. Lo mejor vino al final:
- Me alegro mucho, hija. Yo también me agobio a veces, y hago así (gesto de inspiración profunda) y me digo "Carla, tú puedes" y continúo. 
- Sí, mamá. Además, también había pensado que si te lo decía, así te motivaba yo.
¡¡¡PUM!!! Reventé.
¿Conclusión? Los beneficios de los círculos virtuosos que se pueden crear si se ofrecen patrones o ejemplos que los generen.
Aunque, en realidad, ahora mismo me da igual la conclusión y la reflexión posterior aplicable a la construcción personal y profesional como docente y su extensión al ámbito escolar y educativo que pueda generar esta anécdota. Solo puedo decir que menuda manera más estupenda de empezar este 2014.
¡¡Feliz año nuevo!!