Una disonancia cognitiva es una desarmonía interna debido a pensamientos, creencias y emociones que entran en conflicto.

Este blog es una recopilación de mis entradas de diario del máster. No pretende describir las materias ni dar información sobre los contenidos o los procesos, sino simplemente reflejar los pensamientos que acuden a mi mente y que a veces pueden producir ciertas disonancias que espero que me sirvan para crecer como profesional y como persona.

Si no se entiende lo que escribo, da igual. Muchas veces no me entiendo ni yo.

viernes, 28 de febrero de 2014

Tagxedo del capítulo 1 del libro Educarse en la era digital de Ángel I. Pérez Gómez

Probando entrada, a ver si sale...

CAPÍTULO 1: LA ERA DIGITAL. NUEVOS DESAFÍOS EDUCATIVOS

Nube de tags cuyo tamaño de palabras se relaciona con la cantidad de veces que aparecen en el capítulo 1 del libro de Ángel I. Pérez Gómez "Educarse en la era digital" (2012)

Pincha en este enlace para acceder al capítulo 1

jueves, 27 de febrero de 2014

#Operación Palace #Naturaleza y sentido de la innovación educativa @Ángel I. Pérez Gómez

En el experimento mediático que supuso el programa de Jordi Évole "Operación Palace", que ha revolucionado a medio país por no decir a todo convirtiéndose en trending topic mundial, y motivo de aplausos y críticas a partes iguales, no he podido evitar encontrar pequeñas muestras, algunos argumentos, y constataciones diversas -a mi parecer- de mucho de lo que Ángel nos propone, describe, critica y analiza en su módulo de Naturaleza y Sentido de la Innovación Educativa.
Dicho experimento mediático conocido ya por la gran mayoría trataba sobre un falso documental sobre lo que ocurrió la fatídica noche del 23-F, la noche del intento de golpe de Estado. En la filmación de este documental se prestaron a participar personajes de gran calado político y social, y que vivieron en primera persona aquel momento decisivo de la Historia de España.
Me ha impresionado la repercusión que ha tenido en toda clase de ámbitos, colándose, incluso, en el debate sobre el estado de la Nación.
Todo este revuelo me ha llevado a algunas reflexiones: ¿Qué tipo de alfabetización mediática poseemos en esta era del reinado de lo audiovisual? ¿Por qué algunos espectadores intuían el fake desde los inicios y otros se lo tragaron a pies juntillas hasta el último minuto? ¿Por qué ha suscitado tantas alabanzas y críticas? ¿Qué recuerdos y emociones y con qué fuerza fueron evocadas por esta manipulada versión de los hechos? ¿Por qué ha habido reacciones tan fuertes? ¿En qué lugar permanece la visión crítica del fenómeno? ¿Cuántos detectaron los fragmentos y pistas que iba dejando el documental para reunir las piezas y llevar a la intuición de que no era real? ¿Qué significa que algunos sean capaces de “distanciarse” y verlo como una  “alegría televisiva” como mencionó Gabilondo, y otros como Alfonso Guerra lo hayan considerado como una tomadura de pelo comparando a Évole con Goebbels, ministro de propaganda nazi? ¿Qué bagaje personal, social, profesional…, se necesita para comprender esta arriesgada propuesta? ¿Cuántos acudieron a las redes sociales en plena emisión para conocer e intercambiar opiniones con otros y llegar a sus propias conclusiones?
Y ahora visto desde el otro lado ¿Cuáles fueron los motivos para realizar un programa de estas características? ¿Fueron conscientes de la envergadura de su repercusión? ¿Cuáles eran las verdaderas intenciones? Porque se pueden hacer diversidad de lecturas desde un extremo al otro del continuo que enlaza desde las teorías conspiratorias más inverosímiles hasta las intenciones de apelar al subconsciente hacia una continuidad del sistema institucionalizado.
Jordi Évole explica: “En el momento que vivimos, con el tsunami de información que nos cae cada día encima, hay que decirle al espectador que debemos mirarlo todo con distancia, contrastar, buscar otras opiniones.... […] Si después de ver el programa hay quien considera que se debe ser más exigente con la información que recibe, doy por bien empleado este experimento”.
Para finalizar, hubo un debate donde además, se me hace flagrante una frase que me encanta: “La habilidad para aprender lo que necesitaremos mañana es más importante que lo que hoy conocemos”. En el debate posterior al documental se menciona que estamos sumergidos en una crisis que toca prácticamente todas las entidades y estamentos sociales (yo incluyo la educativa). Que el traje al que estamos acostumbrados se nos está cayendo a pedazos, y que parece ser necesario darnos cuenta de que todo aquello que veíamos con normalidad ya no nos sirve. Que estamos en cierto modo perdidos y necesitamos un proyecto común al que dirigirnos. Es decir, necesitamos saber qué queremos, qué vamos a necesitar y cómo lo vamos a hacer. Probablemente de esta manera sea más fácil llevar el barco por buen rumbo.
¿Operación Palace en Naturaleza y Sentido de la Innovación Educativa? Pues claro, cómo iba a obviarlo si el libro de referencia se llama “Educarse en la era digital”. Es un material estupendo recién calentito sacado del horno de la era digital donde lo audiovisual, la manipulación mediática, la crítica, la reflexión, el análisis, el impacto social, las nuevas tecnologías, el bagaje cultural, el tratamiento de la información, las redes sociales, etc., no pueden estar al margen de la Educación.
Por cierto, le doy el Óscar al mejor actor a Federico Mayor Zaragoza.

martes, 25 de febrero de 2014

López Melero, mis hijas, yo y el MPM

Hoy me ha venido a la mente mi primera visita al Museo Picasso Málaga. Fui con mi marido y mis dos hijas que entonces tendrían unos 2 y 4 años si mi memoria no me falla. O quizás algo más. No me acuerdo.
Lo que sí recuerdo fue la amarga impresión que me llevé de allí, no tanto por las obras expuestas y la estética del lugar sino por la sensación de espacio poco amable que me produjo. 
Habiendo conocido el MoMa, este museo me parecía un poco exagerado: Las obras estaban colocadas a una altura lo suficientemente alta como para desaparecer del campo visual de los niños con las consiguientes alzadas a pulso que tuvimos que realizar mamá y papá para que mis hijas pudiesen verlas con detalle; los vigilantes además no paraban de llamarnos la atención para que no nos acercásemos una micra más de lo que consideraban seguro para la obra; la raya roja del suelo que te hacía sentir Tom Cruise en Misión Imposible vaya a ser que la pisaras; los gordos cordones rojos... Y sobre todo la experiencia de película de terror que tuvimos en el cuarto de baño...
Fue como el filme Engendro Mecánico de 1977, donde una señora con casa domotizada es víctima de la inteligencia robótica y es secuestrada en su propio hogar. De película, vamos. Ahora lo recuerdo y me río: Las tres, mis hijas y yo, en un espacio reducido averiguando cómo funcionaba ese inodoro de diseño que cada equis segundos se ponía en marcha y soltaba un cascadón de agua de forma estruendosa y asustaba a mis hijas que querían hacer pipí desesperadamente pero que decían que ni hablar de sentarse sobre esa cosa. De repente se apaga la luz, y claro, no encontraba el botón, cosas de la domótica. Y ahí estábamos las tres encerradas. Yo buscando, tocando las paredes y moviendo los brazos estúpidamente en el aire a ver cómo encendía la luz o abría la dichosa puerta, de diseño también, mientras mis retoños lloraban de miedo y de aguantarse el pipí en la oscuridad total y con el atronador (para ellas, y ya para mí tambien dado el llanto de mis pequeñas) sonido del condenado inodoro automático que se ponía en marcha sin avisar.
Del momento de lavarnos las manos ya no hablo porque es para otro párrafo igual. Tanta domótica y tanto automatismo. Será que somos una familia rústica, qué le vamos a hacer. Aunque recuerdo a Arturo Pérez Reverte haber contado una experiencia similiar con la que me sentí totalmente identificada. No somos las únicas.
Pues hoy he visionado una conferencia de López Melero en Madrid, profesor del máster pero a cuyas clases no asisto por no estar matriculada, y me ha llamado la atención su cáustico guiño al MPM porque me ha recordado mi experiencia. Comentó que el espacio del museo tenía la estética pero no la ética, pues él, debido a sus problemas de movilidad, sintió lo mismo que yo, que el espacio no era amable.
Su conferencia trataba sobre la escuela inclusiva y me ha gustado mucho. Aunque creo que hay que hacer hincapié en que gran parte del problema es político. Pedir que con las condiciones actuales tengamos una escuela inclusiva de verdad para mí es pedir peras al olmo. La ratio y el espacio son básicos para impartir una educación de calidad. Francisca Mayó en el vídeo "E.I. 6 años claves para una vida" nos dice que una ratio alta es un abuso tremendo de la capacidad y de la profesionalidad de cualquier educador. Un nuevo maltrato a la infancia. Y tiene toda la razón. Los espacios son básicos, pueden ser amables o generar ansiedad. Y esa es una base sobre la que hay que partir y no podemos pretender obviar.
Que nos lo digan a Melero, a mis niñas y a mí cuando fuimos al MPM.


P.S.: Ya han pasado varios años y he de decir que mis hijas son más mayores y ya nos hemos acostumbrado, y en el MPM tienen un equipo educativo que realiza talleres muy entretenidos.

martes, 18 de febrero de 2014

De esencia a esencia

En una charla titulada "Educar empoderando", Carlos González comienza con unas palabras que me gustan mucho. Nos señala que si bien antes la educación se basaba en una "presencia y atención a la fuerza", ahora hay que destacar una educación que dé importancia de la "presencia" del yo, la presencia como un yo voluntario y lleno, con algo que ofrecer, creador, un yo desde la abundancia y no un yo como estado de necesidad del ego.
Destaca que el verdadero encuentro educativo se produce de presencia a presencia y, de manera más profunda, de esencia a esencia.
Eso me suele pasar en las clases de Miguel Ángel. A lo mejor me pasa solo a mí, pero me pasa.
Escucho, escribo, miro la pizarra, las proyecciones, tomo apuntes, comento con mis colegas de al lado..., pero lo que me queda es otra cosa. No es tanto la teoría, ni los contenidos, ni la práctica, ni las opiniones, ni los debates, casi ni siquiera sus hermosas historias...
Es la esencia. Percibo su esencia y siento que tengo la mía. Y no me hace falta nada más.

miércoles, 12 de febrero de 2014

El encuentro de nuestra propia voz en el texto

El título de esta entrada es el nombre del seminario de hoy con Laura Duschatzky.
Confieso que ahora mismo no sé qué pensar. Creía que íbamos a un taller para mejorar nuestras técnicas narrativas y me encuentro con un intercambio de introspecciones.
Yo misma llegué a visualizar uno de mis primeros recuerdos de la escuela: Una diminuta piedra naranja veteada de blanco. Una imagen límpida y cristalina como si la hubiera visto ayer.
Encontré belleza en los escritos que producíamos incluso bajo cierta presión temporal y espacial, y descubrí que estoy rodeada de verdaderos artistas de su propia voz. No de los que transcriben sino de los que trazan.
A la hora de narrar se nos insta a buscar la singularidad dentro de la universalidad en contraposición a la búsqueda de la individualidad. De ahí mi conclusión de la introspección.
Susurramos al oído de nuestros compañeros de taller alguna frase que pudiera sintetizar la experiencia. He aquí algunas:
"Has de dejar tu impronta en lo que escribas."
"El desconcierto de la expectativa."
"Escribir alto y sentir hondo."
"El poder de la palabras."
"Sentimos con palabras."
La palabra. Qué sería de la Humanidad sin ella.

jueves, 6 de febrero de 2014

Un precioso regalo

En la última sesión, Miguel Ángel Santos Guerra, nuestro "regalador de historias", me obsequió con un tesoro que guardaré como oro en paño: Un punto.
Especifico: Un folio blanco con un pequeño punto que él mismo dibujó en el centro.
A la pregunta de: "¿Qué ves?" tendemos a responder: "Un punto".
"¿Y por qué no veis el folio?", nos dice Miguel Ángel. "Lleváoslo, lo ponéis en el aula y no olvidéis nunca de ver el folio entero en lugar de fijaros solo en el punto. Con las personas es igual. No os quedéis con la mancha, sino con todo el folio".
Le pedí una dedicatoria para mi folio. Voy a comprar un marco y lo voy a poner en mi clase. Para que no se me olvide.